Vitoria. Cuando parecía que estaba más cerca, vuelve a alejarse. Y ya es difícil saber qué será del proyecto del soterramiento de las vías del ferrocarril a su paso por Vitoria. La respuesta de la ministra de Fomento, Ana Pastor, a una pregunta parlamentaria tiene la culpa. Según dijo, el desarrollo y los plazos de ejecución de la obra a la que aspira nuestra ciudad se supedita ahora al nuevo Plan de Infraestructuras, Transportes y Vivienda (PITVI) del Gobierno de España, con horizonte en 2024. Doce años más. Para entonces, el Tren de Alta Velocidad ya habría llegado en superficie a la estación de Dato. ¿Por qué volcarse entonces en una obra faraónica de 511 millones de euros?

El PNV fue el grupo municipal que dio a conocer ayer en la Comisión de Urbanismo las palabras de Pastor. Quería que el equipo de gobierno municipal diera explicaciones, preocupado por si el nuevo cambio de rumbo puede suponer un retraso, y lo que se encontró fue un reiterativo llamamiento a la calma. "En la reunión de la ministra a Vitoria en abril, se anunció que se licitaría este mismo año el proyecto de ejecución del soterramiento. Hay un compromiso. Esperen, aún estamos en plazo", conminó el edil del PP Miguel Garnica. Él tiene muy claro que esta obra estratégica para Vitoria sigue siendo "una prioridad" del Gobierno de España y consideró que no hay ningún motivo que lleve a pensar que la promesa de hace tres meses haya podido caer ya en saco roto.

La respuesta no dejó tranquilo al PNV ni tampoco al PSE. Los dos grupos aprovecharon el turno de ruegos y preguntas de la comisión para volver a poner las cartas sobre la mesa. El portavoz nacionalista, Gorka Urtaran, insistió en que el proyecto del soterramiento está supeditado al PITVI, lo que le hace pensar que la obra podría demorarse otros doce años. Por eso, solicitó a Garnica que se ponga en contacto con la ministra para saber a ciencia cierta cómo va a afectar el nuevo panorama a la ejecución de esta obra. "¡Hay un cambio fundamental y parece que usted no lo conoce!", le espetó a Garnica.

Más irónico, el concejal socialista Juan Carlos Alonso preguntó al responsable de Urbanismo "a partir de qué día podremos empezar a preguntar por el incumplimiento del compromiso, ¿del 31 de diciembre?". El edil del PSE alertó de que ya existen "grandes dudas" en la calle y dentro de las instituciones sobre la materialización de este proyecto, "cuando no podemos permitir que la opinión pública dé por descontado que no se va a hacer". Por eso, consideró que lo razonable por parte del equipo de gobierno del PP sería reunir a los portavoces de cada grupo y explicar "con luz y taquígrafos" en qué situación se encuentra el expediente del estudio informativo "para saber en qué punto estamos".

Ni la conversación con Pastor, ni el encuentro con la oposición municipal. Garnica hizo caso omiso de ambas solicitudes porque, a su juicio, no hay nada nuevo de qué hablar. En su opinión, el PNV y el PSE quieren "dar sensación de inseguridad donde hay seguridad". Pese a la presión, no se salió del guión y repitió cuantas veces consideró necesario que "no hay ningún cambio".

De ser así, en doce meses, o dieciocho como mucho, verá la luz el proyecto constructivo del soterramiento. Es el documento que determinará si se mantienen los costes previstos de la operación, cifrados hasta ahora en 511 millones -se habló de 142 millones a cargo de Fomento, 117 del Gobierno Vasco, 50 de la Diputación alavesa y 76 del Ayuntamiento de Vitoria, además de los beneficios urbanísticos de la obra-, y qué plazos definitivos se manejan para hacerla por fin realidad.

A la espera de desvelarse estas incógnitas, la única gran certeza acerca del futuro ferroviario de la ciudad es que en 2013 arrancarán las obras para unir el TAV con la estación de Dato a través de Ilarraza, al este de la capital alavesa. El avance de las obras de la alta velocidad desde Luko parece apremiar la conexión de la línea con Vitoria y con las vías hacia Pamplona. En septiembre se, espera contar ya con un proyecto para este fin, que permitirá iniciar las obras el año que viene. El presupuesto ronda los 50 millones de euros, y está por ver si sólo los abonará el Ministerio de Fomento.