Ni siquiera el jurado sabía situar a Vitoria-Gasteiz en un mapa. Y cuando se llevó el título, algunos comisionarios europeos la continuaban llamando Victoria. Sin embargo, con el paso del tiempo la Capital Verde Europea 2012 ha logrado situarse en el mapa e incluso las localidades que luchan ahora por llevarse la corona green en 2015 (2014 es el año de Nantes) han buscado ayuda en nuestra ciudad para hacerse más fuertes de cara a la final. Y eso que, a priori, parece que poco tienen que ver con la capital alavesa. Son Copenhague (Dinamarca), Frankfurt (Alemania) y Bristol (Inglaterra), tres núcleos urbanos grandes, célebres por su historia y su actividad económica, con significativas trayectorias en políticas medioambientales y unas ganas enormes de llevarse los laureles.

Empecemos por la ciudad que es, a su vez, capital de país: Copenhague. Alrededor de 1,1 millones de personas viven allí. Una cifra que hace pensar en aglomeración, cemento y asfalto. Sin embargo, respirar se hace fácil. Ocho de cada diez ciudadanos tienen un parque a 300 metros de su casa. Y, de aquí a 2015, la estrategia municipal pasa porque nueve de cada diez personas dispongan de una zona de recreo a quince minutos a pie. Para alcanzar este ¡objetivo, se ha puesto ya en marcha un plan para contar con otros catorce parques y 300.000 nuevos árboles.

Los responsables políticos de Copenhague tienen claro que hay que seguir extendiendo la mancha verde, pero sin descuidar la incolora. Si por algo se caracteriza la capital danesa es por la posibilidad de nadar en el puerto y sus playas de bandera azul. Además, ahora el objetivo es que en los próximos tres años, todas las aguas marinas del área metropolitana cumplan las normas de baño. Una de las medidas puestas en marcha para lograrlo reside en la continua mejora de la gestión de las aguas residuales. Ya en 2010, la red fue reformada. Y, desde entonces, las actuaciones para alcanzar la excelencia no han cesado.

Si el punto fuerte de Copenhague flota, el de la ciudad finalista alemana llama la atención a simple vista. Frankfurt luce por todas partes el color de la esperanza. Tiene 160.000 árboles y, de la superficie total de la ciudad, el 52% cuenta con espacios abiertos llenos de lagos y estanques para el ocio y disfrute de sus habitantes. Además, puede presumir del Greenbelt, un cinturón verde que corre alrededor del corazón de Frankfurt, ocupando un tercio del área urbana. ¿Les suena? Y eso por no hablar de los campos en el amplio valle del Nidda, la ladera de Bergen con sus prados frutales, el bosque de robles y hayas, los viñedos, los huertos ecológicos... Indudablemente, esta urbe haría honor al nombre del título al que aspira con tantas ganas, porque ha logrado conciliar su carácter cosmopolita con los criterios de sostenibilidad más exigentes.

Donde podría haber habido una mole de piedra, aparece una ciudad financiera de rascacielos intensamente verde. Y el jurado de la Green Capital no ha dudado en sucumbir a semejante mezcolanza. No obstante, hay una tercera ciudad finalista con las mismas ansias de victoria: Bristol. Es la localidad, en proporción, con más parques y espacios verdes del Reino Unido. En total, tiene 450 para una población de 410.000 habitantes. En 2008, su ayuntamiento desarrolló un plan estratégico para cuidar y desarrollar estos espacios que ha permitido proporcionar amplios paisajes naturales para el disfrute de sus ciudadanos. De hecho, los residentes de Bristol no entienden su localidad sin dichas áreas de recreo: el 83% de la gente los usa al año -25 millones de visitas-, lo que las convierte en el centro de ocio más utilizado de la ciudad. Y eso que la climatología en Inglaterra no es la más agradecida.

La población, además, toma parte activa en la gestión de los parques. Existen comunidades locales y grupos que se encargan de tal objetivo, de la mano de la administración. Un canto a la participación ciudadana que no ha pasado desapercibido en la pugna por el título de la Green Capital 2014. Vitoria, de hecho, flaqueaba en algunos aspectos técnicos respecto a sus rivales y ganó muchos puntos gracias a la implicación demostrada por sus vecinos en las políticas mediomabientales del Ayuntamiento.

Analizadas algunas de las virtudes de las tres ciudades finalistas de la Capital Verde Europea 2014, ahora sólo queda esperar a conocer el nombre de la ganadora. El acto tendrá lugar el 29 de junio a partir de las 19.00 horas en el palacio de Montehermoso. Habrá cena, gala y fiesta, al estilo de la celebración que disfrutó Gasteiz en Estocolmo. Quienes acudieron hasta allí, con más dudas que la certidumbre de ganar, todavía no pueden olvidar el momento de "and the winner is...". Sonó Vitoria y la comitiva saltó de felicidad. Nunca hasta entonces se había visto tanta pasión en una aspirante a este título, lo que hizo al jurado reafirmarse en la decisión tomada.

El tiempo ha demostrado, además, que esa ciudad de tamaño medio que nadie sabía colocar en un mapa se merecía llevar la corona. La crisis ha impedido los grandes festejos pero, a su vez, ha permitido a los responsables políticos centrarse en lo que importa: el trabajo técnico. Congresos, ponencias, convenios, proyectos... Durante este año, se están presentando y compartiendo muchas experiencias a lo largo de la UE. Y Vitoria está liderando algunas de ellas, como Green Capital que es y ciudad laboratorio de prácticas verdes. No podría ser menos. Son 365 días y hay que aprovecharlos a tope. El año que viene, el protagonismo se lo llevará Nantes. ¿Y al siguiente?