Vitoria. "La plasmación en un documento de dos acuerdos". Así fue como el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, presentó ayer la resolución planteada a los grupos en la reunión del lunes de la sociedad Ensanche 21, y que pretende unificar la política de rehabilitación de pisos en barrios antiguos de la ciudad en la que casi todos los grupos municipales parecen confiar, ahora que hay vivienda nueva para treinta años y las grúas brillan por su ausencia en las afueras de la capital alavesa. El PP cree que estas actuaciones supondrán la remodelación de 6.000 pisos hasta el cierre de la legislatura.

Por un lado, Maroto tiene un pacto con el PNV por el que, entre otras inversiones, hay cinco millones reservados para los barrios de oro, que como su nombre indica han pasado ya del medio siglo de antigüedad y por lo tanto precisan de un concienzudo lavado de cara. Por otro, el PP acordó con Bildu la disolución de la Arich, para disgusto de PNV y PSE, y la asunción de la rehabilitación del Casco Medieval, tarea para la que se creó esta agencia dirigida por Gonzalo Arroita, por parte de Ensanche 21.

En la próxima reunión de esta sociedad pública se acordará la liberación de dos millones de euros para subvenciones a particulares, que podrán pagarse con dinero municipal hasta el 40% de las obras de mejora y adaptación de sus domicilios.

Los técnicos de Promoción Económica han hecho cuentas y consideran que con estos dos millones de euros, además de remodelar 6.000 pisos, se inyectarán un total de diez en el tejido económico de la ciudad, pues los vecinos que logren las subvenciones también deberán poner dinero de sus bolsillo para pagar ventanas, adaptar puertas o aislar tejados.

Además, a una media de tres o cuatro trabajadores por vivienda rehabilitada, Maroto confía en generar 160 empleos al año, 640 durante toda la legislatura.

El reparto de las subvenciones muestra, por otro lado, que las iniciativas se presentan de forma conjunta, pero no revuelta. Un millón es para el Casco Medieval, el otro para los barrios de oro, y es así porque ambos proyectos no se pueden unificar tal cual.

La inversión en Zaramaga, Adurza, Ariznabarra, Coronación y Abetxuko forma parte del acuerdo alcanzado con el PNV a raíz de un emplazamiento de los jeltzales, y contempla la inversión de un total de 50,3 millones de euros para estos cinco barrios cincuentones, para Salburua y Zabalgana, y para la zona rural. Así pues, éste es un aspecto en el que los nacionalistas tienen voz y voto.

En todo caso, ayer Maroto llamó a PSE y Bildu a sumarse al pacto, siempre con el beneplácito previo del PNV, y emplazó a todos los grupos municipales a unificar sus voces también en la rehabilitación del Casco Medieval.

Imagen de consenso El alcalde quiere trasladar una imagen de consenso en materia de vivienda, pretende generar "complicidades", y para ello se apoyó ayer en el pacto que sobre esta materia alcanzaron populares y socialistas en los tiempos de Alfonso Alonso y Jesús Loza, "que empezó con dos grupos y al que terminó sumándose todo el mundo" ¿Ocurrirá esta vez igual?. "Mi sensación es que es posible ese escenario", aseguro el alcalde vitoriano, que casi da más relevancia al "valor del acuerdo político" que quiere sacar adelante que a "la mera visión rehabilitadora".

En todo caso, la entrada de encofradores, albañiles, carpinteros, fontaneros, pintores, arquitectos, promotores o notarios en viviendas obsoletas supone una puerta de huída para todos estos subsectores ante la parálisis de la construcción, una salida que no pocos ayuntamientos del Estado contemplan para estimular su actividad económica y de paso cubrir necesidades sociales.

Lo más habitual es que este tipo de viviendas, ya sea en los cascos antiguos o en los barrios obreros de mitad del siglo XX, estén habitados por personas mayores que en muchos casos presentan distintos grados de discapacidad física. La rehabilitación de sus casas no sólo permite adaptar portales, baños o pasillos a las sillas de ruedas, sino que además aumenta la eficiencia energética, y por tanto también económica, de los edificios, un aspecto que ayer Maroto no pasó por alto, "especialmente este año" en el que Vitoria ejerce de capital verde europea.