Vitoria. El gabinete Lazcoz habló de convertir Zaramaga en el Soho vitoriano. Ahora, el gobierno de Maroto mira a Chueca... ¿Distinto collar, mismo perro?
Es algo parecido. Desde Zaramaga llevamos varios años trabajando sobre borradores de proyectos que tienen como propósito revitalizar el barrio. Lo de los nombres es algo anecdótico (risas). El anterior alcalde lo llamó Soho, nosotros no. Y ahora se habla de Chueca... Lo que se pretende es crear una imagen de marca que responda a un patrón. El más cercano puede ser Chueca, pero podríamos hablar de Picadilly o de Coven Garden. Son barrios que en su día fueron industriales, al igual que Zaramaga, y ahora son distintos porque han ido evolucionando. Se trata de seguir esa filosofía.
Desde luego, en las redes sociales la noticia fue una revolución, no sé si tanto por el objetivo en sí o por el referente que se utilizó.
Sí, la verdad es que sí. ¿Qué ha conseguido Chueca? Una imagen, una marca. Pero vamos a ver entre todos qué es lo que queremos conseguir para Zaramaga. Porque la fuerza de este proyecto es que nace desde abajo. Salió de los comerciantes, hace unos años, sentados en torno a una mesa. Veíamos que Vitoria iba a sufrir una transformación, porque se planteaban nuevos proyectos para la ciudad. Y queríamos formar parte de eso, aprovecharlo, responder de alguna forma. De ahí salieron los borradores y este último proyecto es una vuelta al que se habló durante la pasada legislatura.
¿Y qué tiene de nuevo éste?
Antes era una rehabilitación puramente comercial, y ahora queremos que también sea social y urbanística. Se trata de crear los elementos necesarios para traer empresas jóvenes del mundo de la cultura, el arte y la información que quieran instalarse en el barrio aprovechando los precios de las lonjas, pero también que esa gente viva aquí. Por tanto, también habría que ir adaptando y rehabilitando las viviendas.
Eso suena a mucho dinero, pero por ahora el gobierno sólo ha habilitado una partida de 50.000 euros. ¿Es una cuantía simbólica?
Sí que nos llama la atención la tímida inversión inicial, pero esperemos que este proyecto llegue a tener la envergadura que se pretende.
¿El Ayuntamiento se ha comprometido a dotar de más presupuesto a este proyecto conforme vaya avanzando la legislatura?
Se ha comprometido a encontrar más dinero para este proyecto. Así pues, de momento se ha creado un germen que cuenta con una partida muy pequeñita, muy tímida, creemos, que no toca la parte social y urbanística del proyecto... Pero es algo. Con anteriores gobiernos no logramos nada. Y ese germen va a estar representado por todos los agentes del barrio.
¿En qué acciones se va a concretar ese germen del que habla?
Principalmente, en un cluster de empresas. Va a ser una especie de asociación donde estén integrados la asociación de comercios, la de vecinos, empresas del barrio como pueden ser Michelin, Sidenor y El Boulevard, la escuela de arte y diseño, personajes del mundo de la cultura que han nacido en este barrio y les ha gustado la idea... Y está abierto a cualquier persona del barrio que tenga interés en aportar su granito de arena para que, entre todos, tengamos el suficiente empuje para desarrollar ideas e impulsar el proyecto. En principio, al gobierno le gusta la idea global. Pero dice que no hay dinero y justo tenemos la cuantía para montar el cluster y que una pequeña empresa empiece a realizar pequeñas acciones artísticas en la calle. Es un inicio... Y la idea es que luego vayan a más y sean mayores.
¿El cluster ya está en marcha?
Estamos desarrollando los estatutos. Sólo nos queda el último visto bueno de los técnicos.
Entre las acciones que mencionaba, se ha hablado ya de un encuentro de arte interactivo. ¿Esto qué es?
Sigue el modelo del itinerario muralístico del Casco Viejo. En la elaboración de esos murales han participado artistas y ciudadanos. Es una forma de interactuar y que esa acción de arte no sólo dependa del artista, sino que uno en su propio barrio se sienta partícipe en la elección y elaboración. Eso es de todos.
¿Cuántos murales están previstos para este año?
Ya hay varias acciones diseñadas para poder actuar este año y lo que se va a hacer es buscar las zonas del barrio que estén en peores condiciones para hacerlas más agradables. Además, va a haber talleres donde se invita a la gente a participar, tanto del barrio como de toda la ciudad. Y se quiere que esas pinturas tengan cierta singularidad [se levanta y coge un cuaderno con los diseños]. ¿Ves? Se crean perspectivas, como aquí donde parece que vas caminando sobre la pintura. Es un poco parecido a lo del campo de fútbol, cuando lo vemos por la televisión y parece que hay unos paneles al lado de la portería y están pintados en el suelo. También se quiere jugar con árboles, pintando el tronco y las ramas.
No son las pinturas típicas.
Efectivamente, se busca algo diferente, que cree un ambiente característico en la zona. Por eso hemos buscado modelos atractivos de pintura que creen curiosidad tanto al vitoriano como al que viene de turismo a la ciudad. Queremos que vayan configurando la personalidad y singularidad de Zaramaga.
Se han mencionado también los realities de corta duración. ¿Los comerciantes van a protagonizar un 'Alaska y Mario en Zaramaga'?
(Risas). Lo habitual es llamar a una gran empresa para que haga un análisis profundo y majestuoso del barrio, pero todos conocemos las necesidades importantes del barrio. Así que lo que pretendemos es que jóvenes que se dediquen al tema de la imagen realicen vídeos donde se plasman las necesidades preguntando a los vecinos, a los comerciantes... Es como un pequeño reality show con la gente real del barrio. Y esto ayudará a impulsar el proyecto ante el Ayuntamiento.
¿Y qué son los talleres 'tiraos', otra de las acciones anunciadas?
Tiene que ver con el reciclaje, con lo que se usa poco... Hay que ver cómo con esas cosas se puede crear arte, elementos agradables a la vista. Los participantes aportarán objetos que no usan o son para reciclar y con la imaginación veremos qué puede salir. Y luego eso se expondrá. Es otra forma de generar atractivo.
En Vitoria es tradición que muchos proyectos estrella se queden en el papel o mueran al caer el gobierno de turno. ¿No les preocupa que a éste le puede pasar lo mismo?
Confiamos en que pueda tener un desarrollo, porque por el momento con el dinero del Ayuntamiento se va a crear el cluster, y hay empresas implicadas. También se ha presentado este proyecto a Innovak, del Gobierno Vasco, y le ha parecido atractivo, ha sentido curiosidad y quiere participar, aunque no sabemos en qué medida. Que se cree, de momento, ese germen participativo ya es un paso. Y además es importante que los recursos salgan de todos para sentir que estamos reactivando el barrio entre todos.
¿Y podría haber experiencias en otros barrios tras Zaramaga?
Sí, claro. Zaramaga quiere ser el barrio laboratorio, desde el que poder trasladar la experiencia a otras zonas de Vitoria. La idea es que asuman la misma filosofía de reactivación pero con otras facetas, con personalidades distintas.
Que no todo lo interesante tiene por qué estar en el Casco Viejo y el Ensanche, ¿no?
Efectivamente.
¿Y cómo es que de un tiempo a esta parte todos los gobiernos municipales han mirado tanto hacia Zaramaga, aunque sólo fuera con buenas intenciones? ¿Tiene algo especial o es que aquí los vecinos son mucho más peleones?
Más bien tiene que ver con lo segundo. La asociación de comerciantes, especialmente, siempre ha sido muy activa y le ha preocupado mucho el futuro de Zaramaga. Por eso se han puesto iniciativas en marcha y los regidores han entendido que había que hacer algo. Sí, la sociedad de Zaramaga motiva al Ayuntamiento y tenemos que seguir motivándole para recibir la atención que necesita. Es un barrio cincuentenario y necesita actualizarse si no quiere llegar a problemas mayores.
¿No está bien de salud?
De salud está bien, pero con sus problemas por ser un barrio antiguo. Hay viviendas que no tienen ascensor y necesitan adecuación, lo cual es un problema para las personas mayores. Por eso nuestro proyecto tiene una parte social. Se trata de dar solución a esa gente, que quizá necesita una residencia, y facilitar esas viviendas a la gente joven emprendedora que venga el barrio, que no tiene problemas en subir escaleras, pero a la que le gustaría adecuar la vivienda a los nuevos tiempos. Igual, por ejemplo, prefieren tener algo tipo loft, sin tantas paredes y barreras.
En la anterior legislatura se intentó, sin éxito, impulsar el Plan Renove, que buscaba derribar viejas viviendas para construir nuevas. ¿Este proyecto de reactivación encaja mejor con ayudas a la rehabilitación?
Sí. Nosotros proponemos las ayudas para adecuar las viviendas a las nuevas generaciones. Con todo esto se irían generando empresas, tejido humano nuevo... Y los comerciantes y empresarios también entraríamos en el juego, inventando nuevos cócteles, nuevos pintxos... Atendiendo a esa nueva forma de vivir para que la gente se quedara en el barrio y disfrutara de él. Hay que procurar un reciclaje para adaptarse a ese barrio nuevo que queremos conseguir.
De hecho, la emigración en masa de los jóvenes a los nuevos barrios parece que está haciendo bastante daño a los de toda la vida...
Es una realidad. Zaramaga hace cincuenta años era el equivalente a lo que es hoy Salburua y Zabalgana. En aquel entonces, Zaramaga recibía a la gente que vivía en el Casco Viejo y se venía aquí porque era el barrio nuevo, con industria... Los jóvenes de hoy en día por necesidad se han tenido que ir a los nuevos barrios, pero ahora Zaramaga está integrada dentro de la ciudad, ya no está en las afueras, y dispone del entorno adecuado -a falta de esa rehabilitación- para que cualquiera desee vivir aquí. Cuenta con un centro comercial, está cerca del centro, dispone de un comercio de proximidad...
Siempre ha comentado que el tranvía debía entrar en el corazón de Zaramaga. Pero en esta próxima ampliación ni siquiera lo va a rozar y, a tenor de las intenciones del PP, luego seguirá hacia Salburua.
Recibimos esa noticia con pena. Si el tranvía llegara a Zaramaga sería el aldabonazo, junto con este proyecto, para que el barrio tome fuerza. Yo creo que el alcalde y su equipo no han sido muy conscientes de la decisión, porque si apuestan por Zaramaga es contradictorio dejar el tranvía a las puertas. Esperemos que haya sido un lapsus y confiamos en que el cluster sea capaz de persuadirle y hacerle ver la importancia de continuar por aquí el trayecto.
Además, con las líneas de Tuvisa la gente del barrio no está contenta.
Sí, tenemos un problema a nivel de comunicaciones. Especialmente, en el retorno del resto de la ciudad al barrio. Hay que hacer una excursión maratoniana y tener muchas ganas para coger el autobús.
Así que aunque Zaramaga esté próximo al centro, estas deficiencias no ayudan precisamente a atraer gente al barrio.
Sin lugar a dudas. Por eso tenemos que hacer ver al alcalde la importancia del tranvía en este proyecto.
Por cierto, ¿qué tal llevan la crisis los comerciantes de Zaramaga?
Como gato panza arriba, intentando buscar la manera de llevarla, con iniciativas como el pintxo-pote, que está teniendo un gran éxito, o este nuevo proyecto.
Ante la crisis, imaginación.
Sin lugar a dudas. Toda crisis genera cambios y esta puede ser la oportunidad para generar esta transformación.
¿Y se marcan un plazo de tiempo para plasmar esa revolución?
Los técnicos marcan el tiempo... Espero que no sean más de cuatro, cinco o seis años. Pero claro, va a depender mucho de la capacidad del Ayuntamiento para buscar recursos. Me consta que el equipo de Promoción Económica está trabajando muy fuerte en esta dirección y sé que está mirando en Europa cómo conseguir fondos. Vamos a ver hasta dónde llega.