Vitoria. Diez años después de que el Ayuntamiento lanzase el plan de reconstrucción de Errekaleor, los ánimos siguen caldeados en el barrio. Ayer, los 18 afectados que integran la plataforma contraria a los realojos se reunieron con su abogado para preparar las alegaciones a la carta de expropiación de sus casas que el Consistorio les envió a principios de mes.
Tienen hasta primeros de febrero para justificar su negativa a abandonar sus casas, y así lo van a hacer. "Nos van a desestimar las alegaciones, así que acabaremos en los juzgados", asume el portavoz del colectivo, Albino Joaquín. De ser así, no será la primera vez que un contencioso enfrente en los tribunales a ambas partes ya que, a día de hoy, tienen otros dos abiertos, uno en Bilbao y otro en Vitoria.
La plataforma va a responder al Ayuntamiento con una alegación general, porque ninguno de los afectados quiere trasladarse a un piso de VPO a kilómetros de Errekaleor. Y una veintena de escritos individuales, uno por cada aviso recibido. "Hay que alegar, si no das por bueno lo que dice el Ayuntamiento, y eso significa que aceptas el realojo y el justiprecio", argumenta.
Además, cada caso es diferente y, por tanto, también las razones que llevan a los afectados a resistirse a cambiar su casa por otra de VPO en Mariturri, Salburua o Borinbizkarra. Unos consideran que salen perdiendo, porque durante años han invertido dinero en mejorar sus viviendas y ahora se las tasan por su aspecto exterior, sin tener en cuenta los arreglos. Otros alegarán desarraigo, porque tienen hijos escolarizados en el colegio San Ignacio de Adurza a los que tendrán que cambiar de centro. Y más de uno centra su disconformidad en el tamaño del piso que le ofrecen: 56 metros cuadrados, con garaje en la segunda planta del sótano y camarote en la primera, para vivir con dos hijos de 24 y 21 años. "No los voy a poner a dormir juntos ahora", explica un afectado. A su vecino, que vive solo, le ha tocado, en cambio, uno de 90 metros cuadrados. "Han dado las casas a voleo, sin tener nada en cuenta", asegura el portavoz de la plataforma. Al margen de la casuística particular, los afectados se oponen a cambiar su vivienda libre por una VPO. "No puede ser que, por fuerza, mayor me metan en un piso de protección oficial, y donde ellos quieran", señala Joaquín.
Pero el cerco parece cerrarse sobre quienes aún residen en Errekaleor. "Nos han quitado hasta las subvenciones para los juegos de los chavales y para el club de jubilados", lamentan los vecinos que quedan en una barriada llamada a desaparecer del mapa de Vitoria. "¿Que me expliquen cuál es el bien de interés público por el que nos quieren echar de nuestras casas? ¿Levantar nuevas viviendas...? El Plan General no habla de derribos", censura Joaquín.
El largo y polémico proceso de reconstrucción de Errekaleor lleva camino de enquistarse. Heredado de gobierno en gobierno desde sus inicios, allá por el año 2002, desde un principio no cuajó en parte del vecindario. En otra parte sí, de hecho, 150 personas ya se han ido, y de los 42 que quedan, algunos esperan hacerlo pronto. Otros 18, sin embargo, todavía se resisten, diez años después. "Se empezó al revés y ahora están poniendo parches".