Cuando Javier Maroto llegó a la Alcaldía de Vitoria y besó la plaza Euskaltzaindia, el palacio de la música, congresos y exposiciones se convirtió en una estación de autobuses. En su defensa, alegó que sólo podía continuar con el BAI Center, muy caro y sin apenas financiación externa, si subía un 60% los impuestos municipales. Y con ese argumento, se propuso trasladar el proyecto de Arriaga a esta parcela de Lakua y aprovechar el socavón para añadirle un parking. Su idea siguió adelante gracias a la ayuda de Bildu, que quería mantener intacto el parque. Pero la victoria ha tenido un sabor agridulce. Son cada vez más los vecinos del barrio que se oponen al proyecto por su afección al tráfico y las reuniones programadas con ellos sólo han servido para alimentar el descontento.
Asistentes a esas reuniones aseguran que el 90% de los participantes votó a mano alzada mantener el agujero del BAI Center -a la espera de que haya dinero para cubrirlo- frente a la propuesta de vestirlo con la terminal. Según argumentaron, la infraestructura alimentará el caos circulatorio y el peligro en una zona con mucho tráfico y llena de colegios. Una crítica a la que siguió una sugerencia: buscar otras ubicaciones donde el ruido, los malos humos y el tránsito de los autobuses no sean un problema para la calidad de vida de los residentes y que, además, garanticen la intermodalidad que en la plaza no es posible. Incluso se oyeron dos propuestas concretas: Foronda y el aparcamiento de Lakua-Arriaga, ubicado en la salida a Bilbao.
El alcalde, sin embargo, ni siquiera entró a valorar la viabilidad de estos planteamientos, por lo que casi todos los asistentes se fueron de las reuniones con la sensación de que "han sido un paripé" de Maroto con el que aparentar su compromiso con la participación ciudadana. "El proyecto es en realidad innegociable. El alcalde nos dijo que una opción era construir la estación y la otra mantener el barro. Elegimos barro, como él dice, y siguió raca-raca, malmetiendo", critica un residente. En la misma línea, un compañero de plaza reprocha que "la información se ha dado partiendo de que la estación de Euskaltzaindia se hará porque sí, sin dar razones de idoneidad".
Otro residente califica el traslado de la estación a esta plaza de Lakua como "una decisión precipitada" y advierte de que si se ha podido cambiar el plan en dos ocasiones "también podría hacerse una tercera". Claro que para ello se requiere voluntad institucional. Y la posición del primer edil es muy clara. Ante las quejas por la posible afección al tráfico, Maroto aseguró que no serán 300 los autobuses que entren y salgan a diario de la estación -"es una previsión exagerada"-, sino en torno a 120, y que se prevé que sólo el 10% de los viajeros llegue en coche. "¿Entonces, para qué 350 plazas de parking subterráneo?", pregunta un vecino sin obtener respuesta.
tres entradas La única cuestión que el alcalde parece estar dispuesto a valorar es el trayecto de entrada y salida de los autocares. Hace unas semanas anunció que se había decidido separar los accesos de buses y vehículos particulares a la estación: los primeros por Donostia, los segundos por Rafael Alberti. De esta forma pretendía minimizar la afección a América Latina, la rotonda más congestionada de la ciudad. Para los residentes, sin embargo, la idea es descabellada, porque obligaría al transporte colectivo a circular por las calles internas del barrio -Blas de Otero o Gabriel Celaya, según las propuestas de Ensanche 21-. Por eso, Maroto les tendió la mano y aseguró que estudiaría la llegada de los autobuses desde portal de Foronda hacia bulevar de Euskal Herria. Algunos asistentes se conformaron. Muchos otros se sintieron estafados. "Lo dice para calmarnos y estar él más tranquilo, porque si hizo obras para reducir el tráfico en América Latina, ¿de verdad que se puede tomar en serio esta opción?"
Además, la alternativa de proyectar la entrada por el bulevar de Euskal Herria sólo le servirá a Maroto para que sus enemigos cambien de una acera a otra. "Salva al vecindario de Gabriel Celaya pero fastidia al de portal de Foronda y Rafael Alberti. Por cierto, la rotonda soporta ya 70.000 vehículos al día", advierte un residente. A todo esto, el alcalde ya plantea celebrar reuniones con vecinos de otras calles del barrio. Él quiere acabar con la "desinformación". Muchos de ellos, ponerle los puntos sobre las íes. La ruptura del hechizo del BAI Center tiene precio.