vitoria. Hace días que los vecinos de Los Tilos esperaban las lluvias fregona en mano. Tras la reforma radical de esta calle de Abetxuko entre 2008 y 2009, muchas de las 65 familias que allí residen han asegurado sufrir la entrada de agua en sus casas por culpa de la pendiente contemplada en el diseño, con los portales por debajo de las aceras. El riesgo de inundaciones fue una de las principales quejas que elevaron al entonces equipo de gobierno socialista sin demasiado éxito, y ahora confían en que el gabinete de Javier Maroto encuentre una solución. De momento, el nuevo Ejecutivo municipal ya se ha comprometido a estudiar la lista de deficiencias denunciadas por los afectados. Y, además, ante la llegada de precipitaciones, ha decidido realizar una limpieza exhaustiva del alcantarillado para minimizar al máximo el peligro de filtraciones.

El compromiso del Gobierno llegó la semana pasada, tras la visita realizada por representantes políticos y técnicos del Consistorio a Los Tilos. "Comprobamos in situ el estado de la calle, escuchamos las quejas de los vecinos y detectamos que, al margen de posibles fallos, el alcantarillado está atascado. Vamos a limpiarlo y, por otro lado, vamos a estudiar la situación general", explicaron desde el gabinete de Javier Maroto. Los vecinos hubieran preferido más concreción, al margen de la promesa de purgar los desagües en breve, pero al menos reconocieron estar contentos por el interés mostrado. "Patxi Lazcoz y Marian Gutiérrez defendieron a ultranza su proyecto y no quisieron ceder. Ahora, al menos, hay un gesto de buena voluntad", agradece la presidenta de la asociación Uribe Nogales, Paquita San Bartolomé.

Para frenar las filtraciones, los vecinos ya solicitaron en su momento la habilitación de rejillas transversales en la calle, al estilo de la plaza de la Virgen Blanca. No obstante, el riesgo de inundaciones denunciado por los vecinos era sólo la gota de un vaso lleno de quejas. En la reunión con integrantes del gabinete Maroto, las familias insistieron en la "inaccesibilidad" de la acera impar, estrechísima, y plantearon sustituir las viejas acacias negras que la recorren por árboles menos voluminosos que no obstaculicen el paso como ahora. También recordaron que estos ejemplares tapan el alumbrado, y reiteraron que la intensidad de las farolas deja mucho que desear. "Evidentemente, lo ideal sería levantar la calle, pero estamos en crisis y no creo que eso sea ya posible. Así que los vecinos están deseando saber qué soluciones se pueden adoptar", apunta la líder vecinal del barrio. Tiempo al tiempo, fregona en mano.