vitoria. El entrenador italiano Fabio Capello puede presumir de haber generado un precedente en el fútbol, además de su estilo de juego sufrido -con querencia a ganar por la mínima-, en las relaciones entre un mister y sus jugadores: al negociar su contrato con un nuevo equipo, exige cobrar un euro más que el futbolista mejor pagado de la plantilla. Cuestión de egos o de autoridad, según se mire. El grupo municipal de Bildu cree que este tipo de modelo, donde prima más la dirección que los fichajes estrella, podría implantarse en el Ayuntamiento de Vitoria. Pero con una salvedad clave: en este caso no se trata de que los sueldos del Consistorio suban, sino todo lo contrario. De que se establezcan límites. En este caso, entre los responsables de las sociedades municipales, cuyos altos emolumentos, en ocasiones muy superiores a los del alcalde, volvieron a ser ayer objeto de debate en la Casa Consistorial.

El ahora exalcalde Patxi Lazcoz anunció durante su último año de legislatura que se rebajaba el suelo un 10%. Entonces trascendió que sus ingresos rondaban los 80.000 euros al año. Bildu cree que cifras como ésta deberían fijar una frontera, porque "no tiene sentido que haya personas del organigrama municipal que superen el sueldo del alcalde". La concejala Itziar Amestoy se refiere a sueldos como el del gerente de la sociedad Ensanche 21, Alfredo Piris, que ronda los 147.000 euros brutos; del responsable de la Arich, Gonzalo Arroita, que gana unos 99.900; o el del ya exdirector del BAI, José Ramón Villar, que era de 122.050. Este último estaba incluso blindado con una compensación, un recurso que, según Bildu, debería eliminarse. La coalición también en tiende que este panorama de "sueldos estratosféricos" tiene poco encaje ante la actual situación económica y cuando desde Madrid se exigen rebajas en los ingresos de los funcionarios.

Bildu preguntó ayer, en la comisión municipal de Promoción del Empleo, sobre los avances para reorganizar las sociedades públicas. El alcalde, el popular Javier Maroto, ya admitió el pasado 13 de octubre que el Ayuntamiento mantiene un sistema costoso y sobredimensionado desde hace años. Y puso ejemplos: como los 18 trabajadores de Ensanche 21, una entidad que consideró que ya cumplió su función en la expansión de vivienda de la ciudad, el exceso de jefes en Arich o la falta de personal en Gilsa, una entidad que se presenta clave para el compromiso electoral de Maroto de lanzar el parque empresarial de Betoño. El concejal de Promoción Económica, Fernando Aránguiz, aclaró ayer un poco más los objetivos del ejecutivo local para ahorrar millones en el sistema montado en el Ayuntamiento en torno a entidades como Ensanche 21, Tuvisa, Arich, Gilsa o Amvisa, pero las actuaciones concretas "no han madurado lo suficiente". Aránguiz confía en que el proceso "no se dilate".

más participación Con todo, la concejala de Bildu preguntó si, en esa reestructuración, se espera fomentar la participación ciudadana en los órganos de las sociedades, puesto que no es la suficiente, la prensa no tiene acceso a sus reuniones y los propios consejeros tienen escaso margen de tiempo para analizar los documentos que rigen su funcionamiento. Aránguiz, por su parte, consideró que "no hay opacidad" en este sistema, puesto que todos los grupos municipales están representados y sostuvo que se cumplen todas las exigencias en participación.

Por contra, el concejal sí se mostró más partidario de generar "sinergias" en el funcionamiento de las sociedades para "economizar recursos". No precisó cómo, pero desde el ejecutivo local ya se adelantó la posibilidad de que el propio Ayuntamiento asuma la gestión de las áreas de las que se encargan estas sociedades. Desde Bildu, mientras, se mostraron decepcionados por que "se haya iniciado un debate desde el gobierno sin haberlo pensado antes", pero también interesados en que este reto se aborde sin complejos. Es decir, evitando el estilo Capello de jugar a la defensiva y, más bien, optando por su afán resultadista.