LAS bicicletas ya no son sólo el regalo de los seis años ni un hobby -versión carretera, versión montaña- de fin de semana. Se han apoderado de la ciudad ganándose a pulso el calificativo de urbanas. Una conquista que los vitorianos han aceptado con los brazos abiertos y que ha conllevado la apertura de un nuevo mercado. Ahora, la movilidad con manillar electrifica y se customiza, como comprobaron ayer los ciudadanos en la Plaza de la Virgen Blanca. "No sé qué prefiero, si pedaleo asistido o que me reparen la bici del abuelo a mi gusto", reconoció Oier, apabullado por la cantidad y la variedad de modelos exhibidos. Por el futuro.

El portavoz de Bildu, Kike Ruiz de Pinedo, no pudo reprimir su interés por el puesto de Green City Cycles. Las bicicletas de pedaleo asistido le dan la oportunidad de predicar con el ejemplo sin llegar sudado a las comisiones municipales. "En comparación con países como Alemania o Bélgica, vamos con veinte años por detrás. Pero esto es el futuro. Y al final todos las usaremos", aseguró, como buen vendedor, Rubén. Uno de sus últimos compradores ha sido "un abuelo que andaba ya fastidiado pero que va todos los días al pueblo". Ahora, está encantado. "El problema es que las veo muy apetitosas, y los robos se han triplicado", advirtió Manu, propietario de una vieja BH. A él le vendría de perlas pasarse por el taller Lokoloka, donde Ape y sus colegas customizan las bicicletas hasta dotarlas de una identidad única. "Sí, ¿pero y los robos?", inquirió.

Ese temor persigue también a quienes se han planteado alguna vez pasarse al piñón y plato. No obstante, la marcha Mugituz Gasteiz que recorrió ayer los bicicarriles de la ciudad puso de manifiesto que la movilidad sobre las dos ruedas es ya imparable: cuatrocientas personas con destino y meta en La Florida.