vitoria. La tercera edición de Muralia ya está a la vuelta de la esquina, dispuesta a arrancar el polvo de quince lonjas sin actividad, cambiar el gris por color y tatuar sobre ellas mensajes de esperanza. Su campo de acción será la nueva plaza de Bilbao, el primer tramo reformado de Gorbea y Angulema. Y esta vez, el proyecto para mejorar la imagen de las lonjas vacías y las calles en las que hibernan presentará cambios muy significativos. La temática dejará de ser libre y se limitará a la simulación de los distintos tipos de negocios existentes en la ciudad, ya sean zapaterías, tiendas de ropa, tintorerías, bares o peluquerías. Además, los trabajos ya no serán actuaciones pictóricas sobre las fachadas de los comercios vacíos, sino que tomarán forma sobre un soporte ligero que se colocará en los escaparates desde el interior de los locales seleccionados.
Con el nuevo sistema, la obra de arte dejará de tener fecha de caducidad y podrá ser reutilizada en caso de que los negocios vuelvan a la vida. Todo un plus para los artistas que hacen posible Muralia, amén de la promoción personal que de por sí conlleva la iniciativa, la posibilidad de echar mano de cualquier disciplina artística o gráfica y los consabidos galardones a las mejores obras. En esta edición, además, el Ayuntamiento ha ampliado notablemente el número de premios. De los dos de la primera edición y los tres otorgados en la segunda, se ha pasado a quince de 900 euros para cada uno de los quince trabajos seleccionados para su materialización, además de uno adicional de 1.000 para el mejor proyecto ejecutado. Mucho dinero que se repartirá según el criterio de los cuatro miembros del jurado: la presidenta de la asociación de comerciantes de Vitoria Gasteiz On, la directora del Departamento de Promoción Económica, el artista y creativo Gorka Otsoa y la técnico-escaparatista y visual merchandiser Ainhoa Garcia de Madinabeitia.
Los artistas que deseen ponerse al servicio de Muralia tienen de plazo hasta el 9 de septiembre para presentar sus propuestas. Antes del 16, se procederá a la selección de los premiados y para el 20, como muy tarde, los elegidos deberán confirmar que quieren seguir adelante. A partir de ese momento, dispondrán de tiempo hasta el día 28 para realizar los trabajos y colocarlos en los escaparates. Será entonces cuando los vitorianos podrán disfrutar de los resultados, aunque el gran premiado tendrá aún que esperar unos días más para recibir su cheque.
Con el tiempo, será cuando Muralia demuestre si su filosofía es efectiva hasta las últimas consecuencias. Lo que persigue el Ayuntamiento al final del camino mejorando la imagen de los locales sin vida -y, por tanto, dotando de más atractivo las calles que deben soportar la persiana echada- es favorecer la reapertura de esas lonjas con negocios que impulsen la actividad económica de la ciudad y dinamicen las arterias en las que se asientan. Suena ambicioso y, de hecho, de momento se cuentan con los dedos de la mano los establecimientos que han resucitado de la mano de este proyecto. Además, todos ellos se ubican en el área de actuación de la primera edición -Badaya, Landazuri, plaza de La Provincia, Vicente Goicoechea, Magdalena, Sancho El Sabio, Ricardo Buesa y Avenida Gasteiz-. En el barrio de Zaramaga, escenario del segundo round, todo continúa prácticamente igual que antes de que desembarcaran las brochas y los graffitis.
Aun así, la comedida reapertura de locales no hizo flaquear los ánimos del gabinete de Patxi Lazcoz, impulsor de Muralia como una pata más del plan de revitalización comercial Alhóndiga. Al contrario, le impulsó a reorientarlo para la tercera edición. Otra cosa es qué será del proyecto-concurso el año que viene. Muchas de las actuaciones que han llevado el inequívoco sello personal made in PSE han desaparecido o se han reiventado desde la llegada al poder del equipo de Javier Maroto. El color, en política, también cuenta.