Vitoria. General Álava se rompe al paso del tranvía y, a su vez, el debate sobre cuál podría ser el remedio para proteger el firme abre una brecha entre los vecinos de la manzana. Las dos reformas que se realizaron el año pasado en un plazo de sólo cuatro meses no han impedido que vuelvan a aparecer socavones, así que quienes habitan en esta calle, creen que ha llegado la hora de aparcar los parcheos y desviar las cuatro líneas de autobuses urbanos por Florida. En su defensa, recogida a pie de calle por este periódico, alegan que es "el exceso de tráfico" lo que machaca la calzada más que el metro ligero. No obstante, en la vía sugerida, la solicitud sabe a demonios. Dicen los residentes que su arteria soporta ya tanto tráfico que sería nefasto recibir circulación extra y, además, alertan de que el volumen de coches "va a crecer" conforme se vendan las plazas del aparcamiento de Amárica.

Así está el campo de minas sobre el que el Ayuntamiento y el Gobierno Vasco deberán tomar una decisión definitiva para el futuro del firme de la calle General Álava. Es el compromiso que ambas partes hicieron público hace un año, aunque de momento sigue pendiente la reunión en la que tratar este tema y, mientras tanto, el Departamento de Transportes sólo ha dicho que no descarta realizar a corto plazo -sin precisar fecha- nuevos parcheos. Tras las reparaciones realizadas en agosto de 2010 para mejorar 101 puntos del firme y las del pasado mes de enero para tapar quince desperfectos , han surgido grietas junto a las arquetas, así como socavones en los alrededores de la Catedral Nueva y en la curva cercana a Fueros. "Y con más obras lo único que se va a conseguir es rompernos el descanso, pero no arreglar el suelo", sostiene Fede.

Este vecino se conoce bien el firme de General Álava y, como casi todos los demás consultados, defiende la teoría del Gobierno Vasco sobre la continua aparición de desperfectos. "La culpa es del exceso de tráfico, porque en zonas como la Avenida Gasteiz, donde los autobuses y la carga y descarga no comparten la calzada con el tranvía, el hormigón ha aguantado perfectamente bien hasta ahora", subraya. Del mismo modo opinan Xabier, Esther y Maite, compañeros de piso y usuarios habituales de la culebra verdinegra. "Hacen las obras, desaparecen las grietas y al cabo de un tiempo aparecen un montón en otro sitio y algunas donde ya se había hecho la reparación", critican, al tiempo que exigen que "se deje de gastar el dinero de todos los ciudadanos tan a lo tonto".

Sólo uno de los entrevistados en General Álava, Eneko, considera que el problema podría estar "en el material que se empleó en las obras", justo la hipótesis que manejó el anterior equipo de gobierno. Según la entonces concejala de Vía Pública, se usó en la construcción del ramal un hormigón sin armar que, al paso del tráfico, produce fisuras en el firme. "Por mucho que aquí haya más tráfico que en otras zonas, no es lógico que en tan poco tiempo la calle se haya estropeado tanto", opina este vecino. En cualquier caso, la solución para todos ellos es la misma: desviar los autobuses urbanos a Florida. Una medida ya contemplada en el Plan de Movilidad Sostenible -y demorada al impulsarse el parking de Amárica- que potenciaría el carácter peatonal de General Álava, pero que podría hipotecar la otra vía. "¡Sólo faltaba eso! Con lo que ya aguantamos", sostiene, aireada, Beatriz.

Las veces que se han reconducido las líneas de Tuvisa por Florida para mejorar el firme de General Álava, "la congestión de la calle ha aumentado bastante", afirma Luis, un usuario habitual del volante por su trabajo. No obstante, en principio dentro del Ayuntamiento son mayoría los votos a favor de desviar los urbanos por esta calle, si bien realizando antes una reforma. En la anterior legislatura, el PNV apostó por esta ruta mediante la ampliación del espacio para peatones en la calle, la supresión de plazas de parking y la construcción de un carril bus; una obra que conllevaría la supresión de plazas de parking. El PP vio la sugerencia con buenos ojos, EA -ahora integrado en Bildu- y EB se mostraron en contra, y el PSE -entonces equipo de gobierno- apostó por realizar un análisis del que nunca más se supo. Con los nuevos socavones y los vecinos aún más alerta, el debate vuelve a calentarse.