Vitoria. "El Ayuntamiento no puede seguir como hasta ahora. Eso se ha acabado". El concejal gasteiztarra de Hacienda, el popular Manu Uriarte, advierte de esta forma del nivel de gasto corriente que asume la Casa Consistorial, que no se ve equilibrado con los ingresos correspondientes. El representante del gabinete Maroto espera que, a través de la ponencia sobre fiscalidad que arranca hoy, los grupos puedan alcanzar acuerdos para corregir este panorama, que pasa por nuevos ajustes. Y más "drásticos". Lo previsible sería reducir el gasto en Personal y contratos o bien aumentar los impuestos y tasas, pero Uriarte no apuesta en principio por tensar la cuerda por un sólo extremo: el edil anticipa que habrá que estudiar cómo gestionar servicios de otra forma, reducir el gasto financiero y, en definitiva, establecer prioridades.
Uriarte explica estas consecuencias a raíz del informe del interventor general -órgano de control económico del Ayuntamiento-, que ha concluido que en 2010, con Lazcoz al frente del equipo de gobierno, el Consistorio incumplió su propio plan de estabilidad. El Pleno aprobó el 22 de marzo de 2010 este plan, que contempla las previsiones de ingresos y gastos de Vitoria hasta 2013. En su primer año de vigencia, según recoge el documento -fechado el 20 de mayo, antes de las elecciones municipales-, se calculó que el desequilibrio entre ingresos y gastos sería de 12,2 millones en negativo. Pero, finalmente, la liquidación de 2010 revela que se llegó a los 47,4. Pero, en realidad, llegar a 2013 cumpliendo las previsiones es clave: de lo contrario, el Ayuntamiento no podría endeudarse y tendría que adoptar un plan de saneamiento.
Desde el PSE ya valoraron anteayer que estos resultados prueban el problema estructural que arrastra el Ayuntamiento prácticamente desde la época de Cuerda, puesto que su gasto corriente se ha consolidado mientras que los ingresos, y más ahora con la crisis económica, no han aumentado. En cualquier caso, este informe habla de desequilibrio económico -un cálculo donde no se tiene en cuenta el dinero que se hereda de anteriores presupuestos no ejecutados- pero no de solvencia. No obstante, Uriarte también interpreta estos datos como la prueba de que, durante la pasada legislatura Lazcoz, "no se ha hecho absolutamente nada para paliar el problema. No se ha tomado ninguna medida. Nuestros ingresos han bajado y, además, no se han controlado los gastos".
El responsable de Hacienda sostiene que una hemorragia -en este caso económica- "no se puede cortar poniendo tiritas", por lo que hay que tomar "medidas más drásticas". Por ejemplo, el concejal ve como un primer paso el plan de recortes ya anunciado por el actual equipo de gobierno, al que se refiere como "el mayor plan de ajuste presupuestario de la historia de Vitoria". Pero las medidas no pueden quedarse ahí.
Arranca el debate Uriarte confía en que la ponencia sobre fiscalidad sirva para buscar acuerdos con otros grupos municipales, en un llamamiento a la responsabilidad. "Quiero ser optimista. El plan de ajuste se adoptó por una decisión de la Junta de Gobierno local, pero ya se vio que otros partidos compartían nuestro diagnóstico", apunta. Y este panorama económico no se resuelve con la paralización del BAI, que se financiaba con deuda y que no tenía tantos efectos económicos a corto como a largo plazo.
La clave está en controlar el gasto corriente -un apartado que incluye el coste de Personal, los contratos, la prestación de servicios o los convenios- o aumentar el ingreso corriente -como los impuestos , tasas y precios públicos-. Uriarte, sin embargo, insiste en que no se optará sólo por una de las dos vías. No en vano, el alcalde se ha comprometido a congelar los impuestos y, por otro, ya han iniciado las conversaciones con el Comité de Trabajadores, donde admiten que no todas las propuestas han sido bien recibidas. "Pero creo que ya no hay nadie que no vea el problema", señala.
Entre las posibles medidas, el gabinete apunta directamente a replantearse decisiones ya tomadas, a fijar las prioridades porque "no todo es urgente", limitar el gasto financiero, mejorar la gestión económica -por ejemplo, logrando una gestión de los fondos centralizada- o repensando servicios para que "puedan ofrecerse de otra forma". "Igual no podemos arreglar todos los baches de una carretera en la misma semana. Es sólo un ejemplo, pero está claro que no podemos seguir al ritmo actual ni mirar para otro lado", puntualiza.