Vitoria. El gabinete Maroto quiere elaborar un plan que determine las necesidades de los nuevos barrios de la ciudad. La medida, que el Gobierno destaca como una de las prioridades de esta legislatura, atiende una de las reiteradas quejas de los vecinos de Salburua y Zabalgana: la falta de previsión para dotar de servicios a las zonas en expansión de la ciudad. Esta demanda contrasta con otras como, por ejemplo, la del asentado barrio de Coronación, que lamenta haberse convertido en una zona casi exclusivamente residencial, sin proyectos. Entre esos dos extremos se mueven las peticiones de las asociaciones de vecinos de la ciudad.
La campaña electoral multiplicó las apuestas de los partidos para mejorar los servicios de Salburua y Zabalgana; sin embargo, asociaciones de ambos barrios llamaron al orden a las formaciones políticas al exigir menos promesas y más previsión. Ante la creciente ocupación de zonas como Borinbizkarra y Aldaia, las entidades confiaron en que el Ayuntamiento no repitiera los errores del pasado y extendiera antes los servicios de limpieza -Zabalgana Batuz criticó hace algo más de un mes, por ejemplo, que no se hubieran colocado contenedores de recogida selectiva en Borinbizkarra-, de cuidado de jardines o de autobuses urbanos.
No en vano, las zonas más consolidadas de los nuevos barrios aún arrastran problemas con los equipamientos sanitarios, de educación o de ciudad. El impulso de los dos centros cívicos, cada uno con sus particularidades -el de Salburua prevé contar con una sala de esgrima y un rocódromo, y el de Zabalgana con un anfiteatro- resulta clave además para atraer a los ciudadanos a dos zonas que no quieren ser simplemente barrios dormitorio. En este sentido, el equipo de gobierno ya se ha comprometido a llevar a cabo ambos recintos, proyectados durante la pasada legislatura Lazcoz pero cuya ejecución se había puesto en duda -el PSE lo negó, por activa y por pasiva- por el impulso del BAI Center. Desde la propia Casa Consistorial admiten que ya no se entiende una zona de la ciudad sin su correspondiente centro de proximidad, a pesar de que un barrio más que arraigado como San Martín prefiere su modelo actual, con una instalación deportiva y cultural autogestionada.
Llama la atención que, al hablar de zonas ocupadas pero carentes de servicios, los vecinos de los nuevos barrios hayan denunciado que se sienten ciudadanos de segunda. La frase se ha convertido también en una queja habitual entre, por ejemplo, la asociación de concejos de la zona rural para denunciar los retrasos en el transporte a la zona rural, pero también en barrios como Coronación, donde la asociación Errota Zaharra ha lamentado la continua falta de proyectos para un barrio tomado por las casas y sin apenas espacios para acoger su propio ambulatorio o escuela infantil.
Una deuda pendiente También se ha criticado ese olvido por parte de las instituciones desde otros barrios con varias décadas y antiguas reivindicaciones a sus espaldas -grupos como PSE y PNV incluyeron en sus programas proyectos para regenerar estas zonas, los primeros con el Plan Renove y los segundos con el impulso de ecobarrios- con las que la ciudad aún está en deuda: desde Ariznabarra confían en que desaparezca de una vez por todas el cableado eléctrico, en Zaramaga esperan que no se derriben sino que se repartan ayudas para rehabilitar viviendas, y en Adurza censuran la proliferación de humedades, en particular en los bajos de los edificios. La mayoría de estas reivindicaciones se centran en mejoras urbanísticas, actuaciones de Vía Pública o en quejas por novedades mal recibidas.
Porque, en otros de los llamados barrios obreros, como Abetxuko o el propio Casco Viejo, los proyectos planteados no han convencido a todos los vecinos, caso de la expansión del tranvía -desde el colectivo Uribe Nogales, en cambio, esperan novedades en la construcción de la residencia para mayores o en la casa de las iniciativas- o de las actuaciones para promover el turismo en la almendra medieval -mientras asociaciones como Barrenkale, por contra, piden mejoras en el colegio Ramón Bajo-.
Este largo listado de reivindicaciones, así como la complicada situación económica, obligan al Ayuntamiento y a las demás instituciones a elegir entre las viejas demandas pendientes de los antiguos barrios y las necesidades urgentes de los nuevos. Por el momento, Salburua y Zabalgana ya figuran en el listado de prioridades del Consistorio -con su plan de necesidades, sus centros cívicos y el tranvía que conecte estas zonas-, pero Maroto también ha vendido proyectos como el parque empresarial urbano de Betoño, la transformación de la Avenida y Los Herrán o el rediseño del Palacio Europa. El tiempo desvelará qué actuaciones toman la delantera y cuáles continuarán entre las demandas de los vecinos.