Vitoria. Un gran pelotón compuesto por más de 800 corredores, cuatro veces más que en el Tour de Francia, surcó ayer las calles de la capital alavesa y las carreteras de varios núcleos rurales del entorno durante una nueva edición de Gasteiz en bici. Claro que, a diferencia de la ronda francesa, la marcha celebrada en Vitoria muy poco tuvo que ver con la alta competición y sí con fomentar la seguridad vial, así como potenciar el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible, saludable y seguro. En la Gasteiz del siglo XXI, esa ciudad que se abrirá al mundo el año que viene gracias a su reinado como Green Capital, iniciativas como ésta adquieren todavía más significado. La marcha popular, eso sí, es mucho más vieja que la existencia de este galardón. Ayer, de hecho, cumplió su edición número 17.

Lástima que a primera hora de la mañana el cielo gris y la lluvia retrajesen a algunos de sus participantes, pocos eso sí, que no dudaron en guardar la bicicleta para mejor ocasión y así evitar riesgos. A buen seguro luego se arrepintieron, porque los claros se abrieron paso muy pronto entre los negros nubarrones y al final de la marcha pudo disfrutarse de un sol puramente veraniego. Los ciclistas, de todas las edades -la edad mínima de inscripción se había fijado en los diez años-, partieron bien protegidos por los cascos reglamentarios desde el parking de Mendizorroza al filo de las 10.00 horas. Desde ahí recorrieron varias vías del centro de la capital alavesa y se dirigieron hacia Yurre, Lopidana o Estarrona antes de llegar al merecido avituallamiento, ubicado en la localidad de Ullibarri Viña.

Tras completar un total de 25 kilómetros, la marcha concluyó en la animada plaza Zumaia de la capital alavesa, ubicada en el barrio de Lakua, donde corredores se mezclaron con poteadores a eso de las 13.20 horas, con algo de retraso respecto a la estimación inicial. Ayer no consistía en correr ni en ganar, sino simplemente en participar y pasar una agradable mañana de domingo. Tres ilustres participantes, el director de la Fundación Estadio, Mikel Urdangarin, el exciclista Álvaro González de Galdeano y el presidente de la Federación alavesa de ciclismo, Florencio Martirena, se unieron al enorme grupo de personas anónimas que ayer completaron la marcha, muchos consagrados como unos veteranos en la práctica de la bicicleta.

Juan José Salazar, uno de ellos, se felicitaba tras llegar a la meta por la "muy buena experiencia" que supuso para él tomar parte en la prueba por quinta vez, pese a encajar en un perfil de ciclista bien diferente. "Para mí la bicicleta es una droga, aunque me gusta más ir por el monte y no tanto por la carretera. Soy sádico", bromeaba. Una vez entregados los numerosos premios con que se agasajó a los participantes tras el pertinente sorteo, Gloria López también narraba a DNA sus impresiones tras su primera participación en la prueba. Lo hizo con su marido, sus hijos, y varios amigos: "El recorrido bonito, el día muy sano y la prueba bien organizada. Ha sido una buena experiencia", confesaba, a pesar de haber finalizado la marcha con una de las ruedas de su bicicleta pinchada.

José Luis Vargas, portavoz de la Obra social de Caja Vital-Kutxa -organizadora del evento junto con el Estadio-, incidía por su parte en el espíritu de una prueba que transcurrió, a pesar de alguna pequeña caída, sin incidencias reseñables. "Hay que potenciar este medio de transporte, ya lo dice la Agenda 21 y además somos Green Capital. También debemos hacer visible que el ciclista es el elemento más vulnerable de la carretera", recordaba.

Mientras tanto, Leo, Emiliano, Luchi y sus hijos Erik y Aritz, en cuadrilla, también celebraban el buen discurrir de la prueba. "Hay que darle caña a la bici y también al cuerpo", animaba Luchi. "La organización, de diez", añadía Emiliano.