vitoria. Los caños medievales han dejado de ser los grandes desconocidos del Casco Viejo. Más de 1.500 personas han penetrado en las tripas de la almendra durante las dos primeras jornadas de puertas abiertas de este mes, celebradas los días 4 y 11. Y todavía queda una tercera y última este sábado. Así que la Agencia de Revitalización Integral de la Ciudad Medieval (Arich), organizadora de las visitas, y la Fundación Gaia, responsable de las obras de rehabilitación, están exultantes. Tanto ajetreo ha puesto de manifiesto la capacidad de atracción de la singular, atractiva y nauseabunda historia de los patios interiores de la primitiva aldea de Gasteiz, así como la necesidad de seguir trabajando para devolver la dignidad a estos espacios.
La celebración de las fiestas del Casco Viejo el día 4 y los actos de Kaldearte del 11 también han ayudado a lograr "este gran éxito" gracias a la abundancia de paseantes por el barrio. Por eso, la Arich encara con especial ilusión las puertas abiertas del próximo sábado. Para esta jornada se ha programado de forma complementaria la Ruta de la Poesía: un recorrido que empezará al mediodía en la zona amurallada del Escoriaza-Esquivel con rapsodas infantiles y juveniles, continuará por el caño del Pozo, del Túnel y de los Tejos con versos y música y finalizará en el fortín localizado junto a Villa Suso con la danza del estudio Traspasos, el cantautor Mikel Urdangarin y la poetisa Elisa Rueda.
Novedades aparte, la estructura de la jornada de este sábado será idéntica a las anteriores. Se celebrará de 11.00 a 14.30 horas, tiempo durante el cual las personas que lo deseen podrán conocer in situ los seis patios medievales ya rehabilitados. Cinco de ellos serpentean por la ladera oeste: el del Pozo, ubicado entre Herrería y Zapatería con entrada por el cantón de las Carnicerías; el del Túnel, que discurre por las mismas calles pero al que se accede desde el cantón de Anorbín y el de La Soledad; el de los Hospitales, entre Zapatería y Correría con entrada por Carnicerías; el de los Rosales, que también desfila entre Zapatería y Correría desde Carnicerías hasta Anorbín; y el de Los Tejos, también emplazado entre esas vías pero con acceso tanto por La Soledad como por Anorbín. El sexto en discordia se alza en la ladera este. Es el de los Acebos, y se abre al público desde Pintorería.
Quienes se acerquen a los caños descubrirán cómo las obras de rehabilitación han transformado patios sucios y deformados en bellos espacios botánicos llenos de luz, olor y aire. No obstante, detrás de los trabajos hay más que una mera restauración urbana. Eso es sólo la primera fase de un proceso que persigue otros objetivos. Uno de ellos reside en implicar al vecindario para mantenerlos en perfectas condiciones higiénicas: si se ven limpios, es más difícil que se usen como basureros porque la percepción que se tenga de ellos habrá cambiado. Además, las reformas potencian el carácter de los patios como elementos característicos del patrimonio cultural de la colina. Y, de esta forma, es posible usarlos como escenarios educativos en los que trabajar las relaciones intergeneracionales, la interculturalidad, el medio ambiente y el sentido de pertenencia y cariño al barrio.
Precisamente por estos motivos, los caños medievales no se cerrarán totalmente tras la jornada de puertas abiertas del sábado. Tras ponerse en contacto con los distintos colectivos que operan en el Casco Viejo, la Arich ha organizado para la segunda quincena de este mes cinco visitas concertadas de entre quince y veinte personas cada una. Tres grupos proceden de la Fundación Mejora de Caja Vital, uno de Zaregune -espacio de encuentro desde el que se potenciar el uso libre y gratuito de las tecnologías como herramienta para la dinamización social y comunitaria del barrio- y otro de Educadores de calle El Campillo. Mayores, jóvenes y vecinos dispuestos a amar la cara oculta de la almendra nacida al grito del agua va con los reyes Alfonso VIII Y y Alfonso X el Sabio.