Vitoria. Las obras del tranvía de Abetxuko acaban de comenzar y las calles por las que discurrirán los raíles ya están patas arriba. Especialmente, la de El Cristo. Tanto los vecinos de esa arteria consultados por este periódico como quienes acostumbran a pasar por allí todos los días aseguran que el impacto por la construcción de la plataforma ferroviaria está siendo mayor del esperado "porque no se están haciendo demasiado bien las cosas". Desde la panadería hasta la farmacia, hay tramos en los que resulta "imposible" transitar de forma continuada por las aceras por el goteo continuo de zanjas abiertas. Pero lo más grave, alertan los residentes afectados, es que el acceso al centro de salud lleva varios días parcialmente bloqueado.

Para llegar hasta allí como peatón, primero "hay que caminar haciendo eses de una acera a otra por culpa de los agujeros" y, a pocos metros de la entrada, "invadir los jardines". Claro que ese itinerario alternativo sólo es válido para quienes pueden manejarse por sí mismos. "Imagínese las personas que van en silla de ruedas o que llevan carritos de bebés. No tienen por dónde entrar. ¿Qué pasará el día en que se necesite una ambulancia?", advierten vecinos del barrio, convencidos de que Eusko Tran está violando la Ley de Accesibilidad y la ordenanza de señalización y balizamiento de obras del Ayuntamiento.

A estas molestias se suma, además, la eliminación "de muchas plazas" de coche. No ha sido un inconveniente inesperado, pero si antes los vecinos tenían que hacer encaje de bolillos para aparcar, con el inicio de los trabajos del tranvía se están quedando sin hebras. Y, para colmo, todavía tardará en construirse el parking prometido por el gabinete de Patxi Lazcoz para paliar el déficit provocado por el metro ligero; un garaje en superficie con 69 huecos ubicado en la calle La Ribera, en unos terrenos sin urbanizar muy cerca del río Zadorra. Según informaron desde las filas socialistas, el proyecto ha sido adjudicado de forma provisional por lo que, si el papeleo administrativo sigue su curso habitual, "las obras no empezarán hasta otoño". ¿Y mientras tanto? Ésa es la pregunta que se hacen los afectados, quienes temen que el problema se agrande en fases posteriores.

Ya sea por una cuestión u otra, el caso es que vuelve a escribirse un polémico capítulo para la historia del ramal de Abetxuko. Cuando el proyecto del tranvía llegó a Vitoria en 2005, se quedó a las puertas del barrio. La asociación Uribe Nogales logró que Alfonso Alonso lo frenara en vísperas de las elecciones de 2007, insatisfecha con el diseño planteado: una doble vía hasta la iglesia que, según el colectivo, conllevaría un gran impacto ambiental en una calle tan estrecha como El Cristo y sólo daría servicio a la mitad de los vecinos. Sin embargo, el año pasado Patxi Lazcoz decidió retomar el proyecto pese al veto del Parlamento, el rechazo de la oposición municipal y de casi todas las asociaciones de Gasteiz valiéndose de la complicidad del Gobierno Vasco y de la necesidad de la Diputación de contar con el apoyo del PSE para sus presupuestos.

Eso sí, planteó cambios en el proyecto para desenquistar el conflicto. El ramal resultante, presupuestado en casi 4,5 millones de euros, se conectará en doble vía con la parada actual, ubicada junto al cauce del Zadorra. Desde ahí, el tranvía subirá la calle Presa hasta las proximidades de la pasarela peatonal, donde se ubicará el primer andén. Luego, girará hacia El Cristo, por donde circularía por una vía instalada junto a la acera de los números pares para reducir la afección a las casitas, hasta llegar a la plaza 1 de Mayo, emplazamiento de la segunda parada.

No es tan agresivo como el diseño inicial, pero el nuevo trazado tampoco dará servicio a la mitad del barrio, por lo que sigue sin gustar a Uribe Nogales y a la plataforma que se creó dentro del seno de la asociación para tratar de frenar una vez más el proyecto -con consulta popular incluida y manifestaciones-. Así que ahora que las obras están reduciendo la calidad de vida de los vecinos, y el proyecto del parking continúa muy verde, el malestar vuelve a sentirse con fuerza.