Los nueve concejales que se van, cuatro del PNV, tres del PSE y los dos de EB, ya tienen día y sitio para la cena de despedida. Será una mesa grande, porque están invitados todos: los diecisiete que se quedan en la Casa Consistorial una legislatura más y las diez caras nuevas. Si algo caracteriza a los políticos de nuestro ayuntamiento es su capacidad para tirarse los trastos a la cabeza durante una Comisión municipal y, una vez finalizada, olvidar las asperezas tomándose juntos un café. "Los ciudadanos no entienden esa camaradería, pero es que aquí se crean verdaderas relaciones personales", sostuvo ayer Javier Maroto en el último Pleno de la legislatura socialista. Será por eso que todos los corporativos se desearon "mucha suerte" en sus respectivas andaduras, fuera o dentro del Ayuntamiento, dentro del gobierno o desde las filas de la oposición.
A José Navas, portavoz hasta ayer de EB, le pudo la emoción. Aparcó el guión que había tatuado en su garganta por culpa del nudo. No supo si decir "adiós, hasta luego o hasta pronto", pero por si acaso se despidió de todos: de los funcionarios primero, de los periodistas después y, por último, de los corporativos. A estos les aconsejó que trabajen por el consenso, ya que cuando han practicado la táctica de Fuenteovejuna "la fuerza de nuestra ciudad ha sido descomunal". Para prueba, la designación de Vitoria como European Green Capital 2012. "Mirad lo que vamos a celebrar el año que viene", recordó el que durante los últimos ocho años se ha consolidado como el rival número uno del edil del PP Fernando Aránguiz jugando al mus.
Otro que es capaz de separar ideologías de simpatías es Antxon Belakortu -con Javier Maroto se lleva de maravilla-. Pero como se le da mejor incordiar que lanzar discursos emotivos, ayer fue más breve de lo habitual. El que hoy dejará de ser el único edil de EA para convertirse en el número dos de Bildu se dirigió a aquéllos que hacen las maletas. Les aseguró que "ha sido un placer" compartir el tiempo con ellos y les animó a seguir trabajando por la ciudad, "aunque sea de otras formas". Las mismas sensaciones acompañaron a Iñaki Prusilla, portavoz del PNV y único concejal de la actual Corporación que repite en la lista jeltzale junto a Nerea Melgosa. Bueno, las mismas multiplicadas por cuatro: sus cuatro ya excolegas.
"Han sido mis compañeros y amigos: Malentxo, Jone, Víctor, Ainhoa... Me siento honrado de haber trabajado con ellos y, también, con los corporativos de la oposición. Les deseo lo mejor", aseguró Prusilla. La cosa se endulzaba por momentos, y Maroto decidió poner la nata. "Se han creado relaciones humanas con los que se quedan y con los que se van. Con los que se quedan, espero que sigan por mucho tiempo, y con los que se van, seguro que continuaremos manteniendo el contacto. Es posible el espíritu de concordia entre los diferentes", subrayó el nuevo alcalde.
Sólo quedaba la guinda, pero Juan Carlos Alonso (PSE) prefirió la pulla. "He llegado al despacho, seguía la silla y me he podido sentar para reflexionar sobre este emotivo día". Se la tenía guardada a los populares porque Marian Gutiérrez, concejala de Hacienda durante la legislatura socialista, llegó el jueves a su lugar de trabajo y se estaban llevando la mesa.
como una montaña rusa Menos mal que como "la política es como una montaña rusa, con momentos trepidantes, frustrantes, alegres y decepcionantes", el portavoz socialista cambió de tercio rápidamente. Alonso aseguró que "no hay nada mejor que ser concejal del pueblo" -y eso que corre el rumor de que se quiere ir- y confesó que cuando relate a sus nietos anécdotas de estos tiempos recordará "lo bueno". Un ejercicio de memoria selectiva que ayer todos practicaron con mucho gusto.