vitoria. No hay paisaje más triste para una calle que el de un local tras otro con la persiana echada. Y lo peor es que en Vitoria se siente por demasiadas partes. La crisis económica y los nuevos hábitos de consumo han tatuado la escena a lo largo de los barrios de toda la vida hasta rozar, incluso, aquellas zonas próximas al centro conocidas por su comercio urbano. Un panorama desolador al que el Ayuntamiento ha decidido poner color por tercer año consecutivo a través de Muralia. El proyecto de intervención pictórica sobre lonjas sin actividad llegará a finales de septiembre hasta quince escaparates distribuidos por la reformada plaza de Bilbao, el tramo de Gorbea que aún está en obras y Angulema.

No es casualidad que las vías escogidas pertenezcan a los distintos ejes del plan Alhóndiga, porque Muralia es una pata más de la estrategia de reactivación comercial de la ciudad impulsada por el gabinete de Patxi Lazcoz. Una pata, por cierto, cuádruple. Con la transformación de las fachadas en obras de arte callejeras, el Ayuntamiento pretende disparar el atractivo de los locales cerrados para incentivar su reapertura, mejorar el aspecto de las arterias que deben soportar la persiana echada, incrementar así el tránsito de viandantes y, en consecuencia, favorecer la actividad de los negocios abiertos.

Son objetivos ambiciosos que se están logrando, a juicio de Promoción Económica. No obstante, más allá de la patente mejora de las calles y la repercusión en los comercios en activo, el Departamento municipal que lidera la iniciativa no puede precisar cuántos locales tocados por el proyecto Muralia han resucitado. "Sabemos que hay varios", señalan desde este área. Eso sí, todos ellos incluidos en el área de actuación de la primera edición -Badaya, Landazuri, plaza de La Provincia, Vicente Goicoechea, Magdalena, Sancho El Sabio, Ricardo Buesa y Avenida Gasteiz-, porque en Zaramaga, escenario del segundo round, todo sigue prácticamente igual que antes de que llegaran las brochas y los graffitis.

En cualquier caso, la comedida reapertura de locales no hace flaquear el ánimo del Ayuntamiento. Para muestra, la decisión introducida este año: los murales no se harán directamente sobre las fachadas de las lonjas, sino sobre un soporte que se colocará en el interior de los escaparates para que pueda retirarse con facilidad cuando surja un proyecto de negocio. Además, con el nuevo sistema, la obra de arte dejará de tener fecha de caducidad y podrá ser reutilizada. Todo un plus para los artistas que hacen posible Muralia, amén de la promoción personal que de por sí conlleva la iniciativa y los consabidos galardones a las mejores obras.

Para esta edición, Promoción Económica ha decidido otorgar quince premios a los mejores bocetos pictóricos presentados al concurso, dotados con 900 euros cada uno, y un premio especial de 1.000 euros para el mejor proyecto ejecutado. Respecto al jurado, estará compuesto por la presidenta de la asociación de comerciantes de Vitoria Gasteiz On, la directora del Departamento de Promoción Económica, el artista y creativo Gorka Otsoa y la técnico-escaparatista y visual merchandiser Ainhoa Garcia de Madinabeitia.

Si hay cambios en la forma o el fondo del proyecto y concurso, será por decisión de la Corporación municipal que se constituya el próximo 11 de junio. No obstante, en los dos años previos la iniciativa ha suscitado el consenso de todas las formaciones municipales como una muestra de preocupación por el devenir del pequeño comercio de la ciudad.

La calle Gorbea, seleccionada para la tercera edición de Muralia en su primer tramo, pasa por un momento realmente difícil. No importa que sea un referente comercial en la ciudad, con sus 118 negocios, y que organice actividades de dinamización un día tras otro. Alrededor de veinte tiendas han echado la persiana en el último año y medio, afectadas por la crisis pero también, según el portavoz de los pequeños empresarios, por la reordenación del tráfico a la altura de la plaza Lovaina. Por eso, quienes todavía aguantan confían en que una nueva cabeza pensante revierta los cambios de circulación o que al menos la semipeatonalización del plan Alhóndiga traiga los parabienes que ya disfruta Sancho el Sabio.

La plaza de Bilbao, parte del eje norte de la Alhóndiga, lleva varios meses disfrutando de la reforma, una actuación que por ahora ha suscitado más aplausos que críticas. Angulema, sin embargo, aún tendrá que esperar un poco a su transformación. Pertenece al corredor sur. Y en el calendario de prioridades del gabinete de Patxi Lazcoz, éste siempre fue el tercero.