Vitoria. La polémica en torno al traslado de La inocencia, lo inesperado de la plaza de Euskaltzaindia a la mediana de Portal de Foronda no cesa. El autor de la escultura/fuente, Imanol Marrodán, denunció ayer que su obra se estaba volviendo a montar en sentido contrario, con su parte superior mirando hacia Vitoria en lugar de hacia la salida al Bilbao. El error, en su opinión, es "gravísimo", ya que en caso de que finalmente se permitiera la toma de agua, ésta caería por el viento sobre la propia escultura en lugar de sobre un estanque que, en cualquier caso, aún no está proyectado.
Marrodán denunció ayer "este desastre" tras presenciar in situ el montaje de su escultura. Durante una entrevista en la mediana de Portal de Foronda para una emisora de radio, el artista comprobó que la parte superior de la escultura se orientaba hacia el norte, por lo que cuando soplara el viento, el agua no caería de forma vertical hasta un estanque inferior, como estaba pensada, sino que acabaría mojando la escultura. "Es el colmo. Parece que lo hacen adrede", apuntó. Tras exponer esta situación al Consistorio de Vitoria, exigió su colocación correcta, a pesar de que sigue oponiéndose "totalmente" a un traslado que se realiza sin su supervisión.
El Consistorio de Vitoria anunció en mayo de 2010 el cambio de la fuente porque consideraba que "hipoteca" la parcela de Euskaltzaindia, que debía acoger el complejo del auditorio. Por ello, se apostó por reubicar la fuente en una rotonda de Portal de Foronda, una posibilidad que descartó Marrodán. Su alternativa pasaba por crear una nueva plaza en la mediana de la salida hacia Bilbao, pero esa opción fue descartada por "costosa". La solución final fue este montaje en la mediana. Aún se desconoce si tendrá un estanque.
Marrodán ya estudia acudir a los tribunales. En primer lugar, porque el concurso del BAI exigía que la fuente se instalase en un entorno cercano y, para el artista, portal de Foronda no lo es. Y, en segundo, por daños morales y a la propiedad intelectual. Las diferencias entre ambas partes son tales que ya no parece que se les pueda dar la vuelta.