vitoria. Con la modernidad, llegaron las canalizaciones subterráneas. Y los 19 caños del Casco Viejo dejaron de cumplir su función primigénea. La ciudad se olvidó de ellos, y muchos vecinos de las viviendas que los ocultaban decidieron darles uso a su manera: para hacer más grandes sus casas, dar cobijo a gatos callejeros o como basurero. No obstante, su vuelta a la vida como espacios bellos que aporten calidad de vida a los residentes es posible. La prueba está en los cuatro que ya se han rehabilitado y los tres que están en pleno proceso de recuperación gracias al convenio que la Arich firmó en febrero de 2010 con el grupo ecologista Gaia, responsable de la transformación. Unas reformas que llegarán este año a entre otros cuatro y seis patios, priorizando la ladera este.
Aún no se ha seleccionado a los ganadores, si bien las intervenciones serán muy similares a las acometidas anteriormente ya que todos los caños presentan problemas parecidos. La recuperación de los patios 8, K, P, N, O, I y de San Miguel ha consistido en la consolidación y pintura de los suelos y las partes bajas de las fachadas y muros, la reparación de los sumideros, la colocación de barandillas para disminuir el riesgo de accidentes para quienes se encargan de las labores de mantenimiento, la reparación de los armarios de suministro, la instalación de acometidas de agua para facilitar la limpieza y las labores de riego y la colocación de jardineras con arbustos y plantas aromáticas. Todas estas labores han culminado en bellos espacios botánicos que devuelven a los patios medievales la luz, el color, el aire.
Pero el arreglo de los caños pretende ser mucho más que una restauración urbana. Eso es sólo la primera fase de un proceso que persigue otros objetivos. Uno de ellos reside en implicar al vecindario para mantenerlos en perfectas condiciones higiénicas: si se ven limpios, es más difícil que se usen como basureros porque la percepción que se tenga de ellos habrá cambiado. Además, las reformas potencian el carácter de los patios como elementos característicos del patrimonio cultural de la colina. Y, de esta manera, también es posible usarlos como escenarios educativos en los que trabajar las relaciones intergeneracionales, la interculturalidad, la sostenibilidad medioambiental, el contacto con la tierra, y el sentido de pertenencia y cariño hacia el barrio.
En el año 2010, se invirtieron un total de 147.000 euros para poner a punto siete caños. Y para este ejercicio se ha habilitado una partida de 200.000 euros, incorporada por iniciativa del PNV al Presupuesto municipal. No obstante, junto con las reformas, también está previsto visibilizar el valor histórico y cultural de los patios a través de la celebración de jornadas de puertas abiertas, como la que tuvo lugar el pasado mes de junio. A juicio del Ayuntamiento, es la mejor forma de conseguir que los vitorianos conozcan el papel que desempeñaron en el devenir de la ciudad y su singularidad.
En principio, la idea es organizar dos festejos a lo largo de 2011, o incluso uno por cada estación. Así, como explicó el grupo nacionalista a este periódico, la gente "podrá saborear la evolución de las plantas en las diferentes épocas del año". Además, la Agencia de Revitalización de la Ciudad Medieval no descarta que los vecinos puedan competir al caño más bello, al estilo cordobés.