Vitoria. No se entiende una ciudad sin ruido, pero ¿a los vitorianos nos molesta cada vez más?
Ciertamente, el número de reclamaciones está creciendo. En parte, porque cada vez hay más fuentes sonoras y agresivas. Pero también porque la gente es más exigente, quiere más calidad de vida, tiene más conocimientos sobre sus derechos y cuenta con más medios para hacer visible una situación de molestia.
Hostelería, tráfico, obras... ¿Cuál es el principal factor de contaminación acústica en la capital alavesa?
El elemento que más reclamaciones aglutina es la hostelería y el ocio nocturno: bares, pubs, discotecas... Tenemos un montón de licencias, 1.800, y muchísimas de ellas vienen de los años sesenta, con unas carencias en materia acústica enormes. Son locales que han sobrevivido porque forman ya parte del barrio, los vecinos son más tolerantes... Están principalmente en el Casco Viejo y en los barrios más antiguos de la ciudad, como Adurza, San Cristóbal, Coronación y Zaramaga. Además, como las normas ambientales no suelen ser de aplicación retroactiva, hasta ahora un bar nacido bajo la norma de hace cuarenta años no tenía la obligación de adaptarse.
Sin embargo, desde el 2 de diciembre, el Ayuntamiento dispone de una ordenanza que obliga a los bares a aislarse en un máximo de doce años.
Sí, por primera vez el Ayuntamiento ha decidido que sea retroactiva. Y se ha comprometido a habilitar una partida, que este año ha sido imposible introducir, para dar ayudas a los locales que estén expresamente mal dotados, con un aislamiento por debajo de 50 decibelios. En los bares nuevos el nivel exigido es de 67.
¿Y cuántos bares deben reforzarse para aguantar los 17 decibelios extra?
En breve se saldrá a la calle a realizar el chequeo, aunque ya se puede dar una cifra aproximada. Como en los noventa salió la primera ordenanza que exigía un determinado valor de aislamiento acústico, se puede concluir que los anteriores no cumplen la ordenanza: unos 900.
Los accesos a los bares se han llenado de fumadores. ¿Ya se han registrado quejas por el efecto ruidoso de la Ley Antitabaco?
Denuncias firmes como tales no hemos recibido, pero sí llamadas. Además, antes de tomar iniciativas, si es que las hubiera que tomar, hay que apelar al sentido común. Este fenómeno no es nuevo: en zonas de alterne la gente habla mucho y alto, como sucede en el Casco. Además, se trata de un ruido ambiental.
Hablemos, pues, de un ruido urbano: el del tráfico. Hay vecinos, como los de Los Herrán, que dicen no poder echar la siesta o estudiar en paz.
El tráfico es un factor de ruido en las calles que soportan más de 7.000 vehículos al día, más aún si son estrechas, donde se puede superar el máximo permitido de día de 65 decibelios y de 55 por la noche. No obstante, se están aplicando medidas correctoras: impulso del transporte público, campañas para que el uso del coche sea compartido y una reducción de la velocidad, como se plasma en las calles a 30 kilómetros por hora. Lo que no nos hemos planteado es tomar medidas más graves y que han demostrado ser poco eficaces, como poner pavimentos absorbentes, ya que el polvo y el agua acaban tapando los poros y, al final, no se consigue reducir el sonido en esos tres decibelios.
O sea, que el desarrollo del Plan de Movilidad Sostenible es clave.
La transformación de la movilidad es fundamental. Pero, además, tenemos grandes esperanzas puestas en el vehículo eléctrico.
En definitiva, ¿cuál es la calidad acústica de Vitoria del 1 al 10?
Viendo sobre todo cómo están otras ciudades y las acciones que ya estamos tomando, pese a que tenemos de tiempo hasta 2013 para definir un mapa del ruido y un plan de acción, yo le pondría un 8.