En ambos casos, el individuo no necesitó demostrar quién era, tan sólo se dirigió a la ventanilla y dio el número de un Documento Nacional de Identidad que no era el suyo, sin necesidad de mostrarlo. Cuando José Antonio Ayala comprobó los movimientos de sus cartillas ya era tarde y en sus cuentas había siete retiradas de efectivo que superaban el millón de las antiguas pesetas.

"Al principio no caía quién podía haberme hecho eso, pero en la oficina de CAN de Alfaro me dieron más datos", recuerda Ayala. Con esas pistas llegó a la conclusión de que el presunto suplantador de identidad era un antiguo compañero de trabajo con el que había compartido caseta de obra, el lugar donde ambos dejaban sus efectos personales, incluida la cartera con tarjetas de crédito.

daños y perjuicios

"Me niegan los 168 euros de dos días de trabajo perdido"

Los tres días que siguieron al descubrimiento del robo fueron "una pesadilla" para el joven corellano, que ya ha interpuesto una denuncia en la Guardia Civil por suplantación de identidad. Tanto en CAN como en Caja Rural reconocieron desde el primer instante el error cometido por parte del personal de ventanilla que se fió de la confianza mostrada por la persona que llevó a cabo la retirada de efectivo. Sin embargo, para José Antonio Ayala, a quien ambas entidades le han reembolsado el dinero, "el trato no fue el mismo".

En este sentido, considera que en la oficina que Caja Rural tiene en Cintruénigo "no me hicieron ni caso, aún sabiendo que en menos de una semana ese chaval había retirado 5.400 euros de mi cuenta sin mostrar el DNI, sólo diciendo que tenía una hipoteca, que debía comprar muebles y dando mi número de forma verbal". Según Ayala, "en los tres días que tardaron en ingresarme lo sustraído, ni los empleados ni el personal directivo me dieron una explicación, todo fue indiferencia". Por eso, se puso en contacto con un abogado y pidió, por escrito y en concepto de daños y perjuicios, que le pagaran los 168,30 euros que la empresa para la que trabaja le descontó de la nómina por no acudir a su puesto en los dos días que pasó intentando solucionar el tema. "No sólo me negaron esta indemnización, es que además me contestaron con una carta en la que me culpan de lo ocurrido, me acusan de intimidarles y exigir compensaciones económicas... Si tú a un banco dejas de pagarle la hipoteca dos días, te fríen a intereses. Si ellos meten la pata, no quieren saber nada", opina.