vitoria. El científico que se volvió político. Cansado de decir desde el mundo académico cómo se debían hacer las cosas en su país, en el año 2000 firmó con un grupo de amigos de Medellín una formación, el Movimiento Político Cívico Independiente, que le llevó a la Alcaldía. ¿Qué le impulsó a dar este salto?

Formo parte del grupo de personas privilegiadas de nuestra sociedad, en el sentido de que siempre tuve oportunidades para avanzar en mis sueños. Estudié Matemáticas, luego hice el doctorado, pero tuve siempre la convicción de que para construir una sociedad justa, el poder hacer lo que yo hice no tiene que ser un privilegio sino un derecho. Tenía claro que debía luchar por eso en la vida. Por eso regresé de Estados Unidos a Colombia.

¿Y con qué se encontró?

No me gustaba la estructura de este país. Había políticos valiosos, pero sus partidos no me atraían, como a la gran mayoría de los colombianos. Por eso opté junto con un grupo de gente por organizarnos para tomar nosotros las decisiones.

Y emplear el urbanismo como herramienta contra la delincuencia en Medellín fue una de ellas.

Teníamos un proyecto social, y el urbanismo era un componente dentro de él. Construimos una serie de espacios públicos para romper la división que genera el miedo. La violencia encierra y nosotros queríamos abrir los espacios para encontrarnos. Por eso creamos parques, bibliotecas, colegios, centros de cultura..., para que todo el que pasara por ahí saliera del mundo de la delincuencia. Y lo hicimos con un criterio muy claro: lo más bello para los más humildes, que incluye un componente fundamental en la transformación que nosotros propusimos, la dignidad.

¿Y consiguieron su objetivo?

En los espacios públicos de Medellín no se ha dado ningún caso de violencia. Sí que es cierto que en Colombia ha crecido, porque siempre estamos luchando contra el narcotráfico. Pero al menos hemos aprendido a encerrarla, aunque todavía nos falte.

Supongo que para eso fue importante hacer una inversión pública, una tarea no muy sencilla en un país con tanta corrupción, ¿no?

Nosotros no robamos un peso y todas las obras están hechas. Cuando se roba un porcentaje, las cosas se demoran. Hemos intentado afrontar la corrupción con nuestra actuación, dando ejemplo y siendo rigurosos con el seguimiento de los proyectos. Y la ciudadanía va viendo los resultados.

¿Qué puede aportar esta experiencia a Vitoria?

Ésta es una ciudad muy bella, con unos espacios públicos muy lindos, pero todos nosotros tenemos que tener un sueño y movilizar a la ciudadanía. Es una sociedad que está relativamente cómoda en muchos aspectos, pero tiene que reflexionar hacia dónde va. En este sentido, la labor del líder es saber cómo movilizar, porque el mundo no se ha acabado aquí con unos parques lindos.