Vitoria. Hay momentos del día en que la circulación desde la calle Florida avanza a cuentagotas y se atasca al acercarse a la plaza Lovaina. Un escenario que apenas ha cambiado desde que la Policía Local empezó a limitar e incluso a prohibir a los padres de Marianistas estacionar en doble fila en Luis Heintz para dejar a sus hijos y recogerlos junto a la puerta del colegio. Y eso a pesar de que el gabinete Lazcoz tomó la decisión de endurecer el control sobre los padres-taxistas convencido de que eso permitiría aligerar el tráfico, especialmente a primera hora de la mañana y a partir de las cinco de la tarde. Así que ahora se enfrenta a un enfado a dos bandas: el habitual de los conductores que deben pasar por esa zona, y el de los progenitores con niños menores que se resisten a descargarlos lejos del centro educativo o a perder tiempo y dinero entrando en el aparcamiento de Magdalena.

Los padres vigilados por la Policía creen que los atascos que se siguen produciendo evidencian que ellos no son los culpables. A su juicio, los problemas circulatorios responden a la regulación semafórica, el tranvía y a los cambios de dirección de las distintas calles que confluyen en la glorieta impuestos hace dos años. "Casi el cien por cien de los coches que circulan por Luis Heintz van dirección Ramiro de Maeztu. Por eso, se forma una fila hasta la otra punta. Además, cuando se pone verde el semáforo de Luis Heintz, se activa el rojo de Ramiro de Maeztu. Y a eso hay que sumarle el tranvía", consideran los afectados. Una explicación con la que se sacuden toda responsabilidad y que les sirve para rogar al Ayuntamiento que les dé la opción de estacionar junto a Marianistas. Eso sí, en la parda del autobús urbano situada junto al parking para evitar las dobles filas y los coches sobre las aceras.

Hasta ahora, la única respuesta que han obtenido del equipo de gobierno es "un absoluto acoso". Los afectados no pueden entender por qué hay días en los que pueden llegar a juntarse hasta siete policías en Luis Heintz para vigilarles. "Es algo que no sucede en otros centros educativos de la ciudad", apuntan. Además, según dicen, la decisión de prohibir o limitar el estacionamiento "depende del agente de turno". Una madre sostiene que un uniformado ha llegado a controlar con un cronómetro el tiempo que tarda en recoger a su niño de cinco años "cuando apenas había circulación y sin que mi vehículo entorpeciera el paso de los demás". Y no es la única persona que se ha sentido descolocada desde que hace unas semanas se tomó la medida. "Unos policías nos dicen que nos dejan parar dos minutos, que es un tiempo totalmente insuficiente, si es pronto y no hay mucho tráfico, otros que tenemos cinco, otros que no podemos...", denuncian más padres.

Los ciudadanos que deben circular por allí no sucumben a los lamentos de las familias de Marianistas, pero tienen claro que la solución adoptada por el Ayuntamiento para agilizar el tráfico no ha dado resultados. Corroboran que, incluso sin dobles filas en Luis Heintz, la congestión continúa. No obstante, ellos consideran que el problema no sólo reside en la ordenación del tráfico, que también, sino en que los estacionamientos indebidos se han trasladado a las calles adyacentes. En Madre Vedruna y muy especialmente en Koldo Mitxelena, los coches de los padres se apilan invadiendo la carretera, obstaculizando entradas de garajes y entorpeciendo el paso de los peatones. "La situación incluso es peor que antes", sostienen los vitorianos afectados, que instan al Ayuntamiento a estudiar las razones que explican los embotellamientos para que la respuesta no sea una medida-parche que lo único que ha logrado ha sido aumentar el número de ciudadanos perjudicados.