Vitoria. Cuando uno se acostumbra a algo, perderlo por unas horas moleta. Sin embargo, hasta el momento son mayoría los vitorianos que están afrontando con empatía los efectos de los nueve días de protestas protagonizadas por los trabajadores del Ayuntamiento. Este fin de semana, ante los cierres de ocho centros cívicos y tres polideportivos -Hegoalde, Aldabe, Judimendi, El Pilar, Arana, Aranalde, Abetxuko, Campillo, Landazuri, el pabellón de Mendizorroza y Ariznabarra-, casi todos los usuarios se han mostrado resignados y han mirado hacia la Casa Consistorial para pedir al alcalde que negocie con los funcionarios. Pero no tanto para evitar que la red vuelva a echar la persiana el próximo sábado y domingo, ya que están dispuestos a prescindir unos días de un servicio que consideran ocioso, sino para que las residencias de ancianos y escuelas infantiles funcionen a todo gas.

No hay visos de que la petición ciudadana fructifique. La comunicación entre el gabinete de Patxi Lazcoz y el comité de empresa del Ayuntamiento es, en este momento, nula. Así que el calendario de movilizaciones encara la semana según lo previsto. De acuerdo con el pacto de servicios mínimos firmado por el gobierno y la plantilla, desde hoy y hasta el viernes las residencias de ancianos y las escuelas infantiles municipales funcionarán casi como si se tratara de un festivo. Suena a gran afección, pero los funcionarios aseguran que quienes pagarán el pato principalmente serán los trabajadores que tengan que acudir a sus puestos estos días. Al margen de las protestas, dicen los representantes sindicales, hay que seguir atendiendo a "los sectores más sensibles" de la población vitoriana.

Está previsto que las escuelas infantiles funcionen con un coordinador que recibirá a los alumnos, una educadora por aula -estas trabajadoras operan por parejas, por lo que la plantilla estará al 50% desde las 9 a las 15.00 horas- y otra trabajadora cada seis niños durante el horario de comedor, siempre que haya comensales. Las residencias para ancianos, por su parte, contarán con la mitad de sus trabajadores habituales para "garantizar" las atenciones relativas a enfermería, limpieza, lavandería y cocina.

Hoy, además, será el Día de la mascarilla. Los funcionarios que operan en servicios de atención al público están llamados a trabajar con la cara medio tapada en protesta por la eliminación del complemento de prestación en caso de bajas laborales recogido en el convenio, el recorte que ha llevado al comité de empresa a convocar las movilizaciones. Además, a las once de la mañana habrá una concentración en la residencia San Prudencio y otra a las doce en la Plaza Nueva. Por último, a las seis de la tarde, saldrá una caravana de coches desde el aparcamiento de Mendizorroza. Actos todos con los que la plantilla quiere visibilizar su enfado. "Están en su derecho", sostienen los ciudadanos.