KEPA, inspector de obras, toma la palabra para pedir perdón a todos sus compañeros por los diecinueve largos meses que pasó en casa entre 2009 y 2010. Una perforación de intestino durante una colonoscopia y dos intervenciones quirúrgicas para remendar el agujero "han debido de meter en la estadística de absentismo a muchos compañeros que nunca han faltado al trabajo". Moisés, técnico especialista en artes escénicas, es de ésos. Hasta ahora se ha librado de graves enfermedades, pero incluso en días griposos ha montado escenarios. Pilar, auxiliar de enfermería en la residencia Aurora, se esfuerza en hacer memoria para recordar cuándo le han echado en falta los abuelos de la calle Correría . "Creo que una vez", duda. Los tres se consideran currelas honestos. Los tres son funcionarios de Vitoria. Y los tres se movilizarán desde hoy y a lo largo de nueve días contra el recorte en los complementos durante las bajas laborales impuesto por el gabinete Lazcoz. Afirman que su disciplina en el trabajo y su sentir reflejan a la gran mayoría de la plantilla.

"La eliminación de un derecho social que aparecía recogido en el convenio es la gota que ha colmado el vaso, el broche a una situación laboral que deja mucho que desear", afirma Pilar. Fija en el Ayuntamiento desde el año 2002, considera que este gobierno está haciendo bueno al anterior. Una afirmación que corrobora, por su veteranía, Kepa. Empezó como guardia en noviembre de 1981, y en febrero de 1993 cambió la porra por las obras. Treinta y un años de vida laboral en el Consistorio, tres alcaldes, varias congelaciones salariales en épocas de crisis, "pero jamás en la vida un recorte de un logro conseguido a costa de dejar en la gatera muchas otras reivindicaciones". "Es una medida unilateral inaceptable", apostilla Moisés.

El equipo de gobierno aplicó en junio el decreto-ley de Madrid para reducir el déficit de dos formas: por un lado, bajando los sueldos entre un 1% y un 5% y, por otro, eliminando el derecho a cobrar el cien por cien de la nómina desde el minuto uno de la baja con el argumento de que la otra opción era despedir eventuales. A finales de año, tras concentraciones y encierros de buena parte de la plantilla municipal, el alcalde se comprometió a devolver a los trabajadores enfermos su sueldo íntegro si caían las bajas en un punto. Y así sucedió, lo que ha acrecentado aún más en el imaginario de la ciudadanía el arquetipo del funcionario jeta. Craso error, según los afectados.

"Muchos compañeros han ido a trabajar en mal estado y todo el mundo lo sabe, pero es lo que se está buscando: minusvalorarnos, hacer creer que nos dedicamos a leer el periódico y a ausentarnos cuando nos viene en gana para que la gente no entienda el motivo de nuestra protesta", lamenta Moisés. "Y, con esta estrategia, lo que hace el gabinete Lazcoz es desmotivar a la plantilla, tenernos absolutamente desconcertados... Yo, particularmente, me he sentido agredido", añade Kepa. ¿Que hay holgazanes en el Consistorio? "Claro, pero como en cualquier otra empresa, y lo que tendría que hacer el Ayuntamiento es adoptar las medidas disciplinarias oportunas contra esas personas e, incluso, tener la opción de despedirlas". Sin embargo, lo que sucede es que "al final, acaban pagando justos por pecadores".

A Isabel le viene a la cabeza el lema de Julio César: divide y vencerás. "El gobierno intenta enfrentar a los vitorianos con los funcionarios, y también a los trabajadores fijos con los eventuales". Lo segundo no lo ha conseguido, dicen todos, porque "la plantilla está unida". Lo primero, tal vez. Demasiados estereotipos. "Partimos de la base de que el ciudadano cree que ser un funcionario es un chollo, cuando no es así. Yo dejé un puesto fijo en una empresa privada de Bilbao con un sueldo mejor por estar junto a la familia", explica Moisés, quien advierte de que en época de bonanza "nadie quiere trabajar en la Administración, porque es donde menos se medra económicamente". Kepa le secunda y lamenta que luego, cuando llega una situación de crisis, "todos nos ven como unos privilegiados, cosa que no es cierta". En Vitoria, como el gabinete Lazcoz no ha aplicado las bases de Udalitz -el convenio regulador de las condiciones de trabajo de los funcionarios y del personal laboral de las instituciones locales vascas-, las nóminas de los funcionarios están un 3% por debajo del resto de la CAV. Además, siguen con el convenio de 2007, porque, según dice Pilar, "es imposible dialogar" con este alcalde.

No obstante, los tres insisten en que las reivindicaciones que han desembocado en los nueve días de paros no son económicas. "Hemos aceptado el recorte salarial, porque podemos llegar a entender que es lo que toca en crisis", subraya Moisés, "pero nos oponemos a que se toque un derecho social que está en el convenio". A juicio de Kepa, la medida adoptada por el equipo de gobierno con el objetivo de ahorrar euros es absurda porque se sustenta "en algo que no se puede prever, cuánta gente va a caer enferma". Además, el inspector de obras odia que el gabinete de Patxi Lazcoz recurra al término "absentismo" al hablar de su estrategia porque esto significa "faltar voluntariamente a las obligaciones. Y eso, además de ser incierto, pone en entredicho a los propios médicos". Etimologías aparte, Isabel duda de los datos ofrecidos por el gobierno. "Dice que estamos por encima de los niveles de Michelin o Mercedes, pero yo no veo en mi entorno que la gente se coja bajas así porque sí, sino cuando ya no pueden con su alma". Trabaja rodeada de compañeras con las muñecas destrozadas por limpiar y espaldas doloridas por el peso de los mayores. "Lo que habría que hacer es analizar por sectores los motivos de las ausencias, la edad de los trabajadores, el tipo de labor que desempeñan...", opina. El técnico de artes escénicas también recela de las cuentas del mandatario socialista. "¿Qué mete dentro? ¿Las licencias por enfermedad de familiares, los permisos de paternidad...? ¿Por qué no lo aclara?", se pregunta.

Las incógnitas sobrevuelan, y las alternativas a los recortes sociales se posan en la mesa del alcalde. "Hay otras opciones", sostienen los tres funcionarios. A la auxiliar de enfermería se le ocurren dos recetas: contratar de forma fija a eventuales para reducir la alta tasa de interinidad que tanto dinero obliga a desembolsar al año y eliminar algunos de los "muchos cargos intermedios" creados en los últimos tiempos. "Hace unos años se hizo una valoración de los puestos de trabajo, y para lo único que ha servido es para que aparezcan un montón de figuras técnicas, de jefes, que no nos aportan nada a los que estamos en la base. De categoría C para abajo, continuamos los de siempre. Y, por ejemplo, se siguen sin cubrir las bajas por enfermedad".

Moisés está de acuerdo en contratar interinos, una forma de reducir el capítulo 1 y dotar de más estabilidad y calidad al que es el principal activo del Ayuntamiento, su herramienta para atender a la ciudadanía. Los funcionarios. "Tampoco se ha hablado de los complementos de productividad, que siempre acaban en las manos de los que tiran para cierto lado", subraya el técnico municipal. Kepa confirma que existen tratos de favor en el Consistorio. A su juicio, no hay mejor ejemplo que el de Miguel Ángel García Fresca, arquitecto del Servicio de Edificaciones durante la era del PP salpicado por el caso Ali. "Se le trató de corrupto, y a pesar de que en el juicio quedó demostrada su inocencia, el gabinete Lazcoz le llamó garbanzo negro. Yo no pido que defiendan su honradez, pero a otros cargos que han cometido irregularidades se les han aplicado medidas disciplinarias y, al mismo tiempo, se les ha apoyado públicamente ". Es el caso, por ejemplo, de José Manuel Farto, uno de los asesores del alcalde. "Así que... Imagínate. Entre esto y las bajas, ¿cómo quieres que me sienta?"

Cuando vuelven su mirada hacia la ciudadanía, los tres coinciden en pedir disculpas por la afección que puedan tener sus protestas estos días. "No queremos fastidiar a la gente, por eso vamos a centrar las movilizaciones en servicios no esenciales, como el ocio", explica Moisés. Pilar, además, asegura que ella es de las que sale a la calle siempre que sea preciso aunque la reivindicación no le afecte personalmente. "Ante todo, soy una trabajadora. Y defiendo mis condiciones laborales y las de todo el mundo", afirma. Un espíritu solidario que también acompaña a Kepa. "Hice huelga cuando el decretazo de Aznar, y eso que el asunto ni me iba ni me venía". Unirse o abdicar.