Vitoria. Hace diez días que arrancaron las obras del BAI Center y una nube de incertidumbre se cierne sobre el centro internacional de congresos y las artes escénicas, un ambicioso proyecto que requiere una inversión de 157 millones de euros con la que no todos los partidos están de acuerdo. El futuro del auditorio dependerá, por tanto, de las alianzas entre partidos que surjan de las elecciones municipales del 22 de mayo. El proyecto cuenta, de momento, con los votos necesarios para seguir adelante, pero no es suficiente, ya que estos apoyos tendrán que ratificarse la próxima legislatura si se quiere evitar una marcha atrás.
A falta de unas horas para que los candidatos a la Alcaldía se sienten en una mesa, moderada por vecinos de Vitoria, para debatir sobre el BAI Center, los portavoces de los grupos calientan motores. El proyecto cuenta, de momento, con los votos favorables de los socialistas, convencidos de que el gasto, a pesar de ser millonario, merecerá la pena.
Patxi Lazcoz ya ha defendido una y otra vez que el complejo de Lakua será un motor para crear empleo y riqueza en Vitoria en época de crisis. Y para atraer visitantes a partir de 2014, una vez que las instalaciones se abran al público. Ésta es la postura que el alcalde volvería a defender hoy de no haber rechazado la invitación para asistir al debate del Palacio Europa.
Pero el BAI Center cuenta también con el rechazo del PP desde el minuto cero -los populares apostaron la pasada legislatura por levantar un auditorio en la Senda, que la oposición hizo fracasar-. Javier Maroto asegura ahora que no le temblará la mano y que paralizará la obra si es alcalde de Vitoria. "Lo pararemos, para presentar alternativas más viables", zanja. También EB y EA están en contra de este millonario proyecto porque consideran que no es el mejor momento para que el Ayuntamiento se hipoteque en un gasto de tal magnitud.
inclinar la balanza La capacidad de inclinar la balanza hacia uno u otro lado queda entonces en manos del PNV, impulsor de la construcción del BAI Center en Lakua, junto al PSE. El grupo jeltzale nunca ha hablado de paralizar el proyecto, al contrario, lo ha defendido y apoyado. Pero también ha levantado una voz de alarma ante los problemas de financiación, que obligan al Ayuntamiento a hacerse cargo del 80% del coste. Por ello, sin dar un sí o no rotundo a la pregunta de si con sus votos paralizarían el proyecto, a partir del 22 de mayo, los nacionalistas analizarán las cuentas del auditorio en profundidad, para ver si otras instituciones, como los gobierno vasco y central, están dispuestas a poner más dinero sobre la mesa o para estudiar si se pueden flexibilizar los plazos de obra.
Mientras tanto, los trabajos avanzan en la plaza Euskaltzaindia a la espera de que en dos o tres meses se aclaren definitivamente las dudas que rodean al proyecto, a pesar de que ya está en marcha.