vitoria. Asela Ortiz de Murua anima a los vecinos a hablar y a los políticos a escuchar. La participación es un objetivo de la vida pública que, hasta la fecha, se ha quedado en grandes palabras y pequeñas realidades. Por ello, la creadora del blog www.vitoriayvitorianos.com, un sitio en Internet recientemente galardonado en los premios Euskal Blog, cree que la sociedad afronta ahora un momento clave para hacer valer la opinión vecinal. La también responsable de Comunicación de la federación de asociaciones vecinales de Vitoria y Álava, VVA, ve como una nueva "oportunidad" el encuentro con los candidatos a la Alcaldía de la capital alavesa, que ella misma moderará este próximo jueves en el Palacio Europa. Los ciudadanos podrán informarse sobre el BAI Center y los alcaldables podrán conocer de primera mano la voz de la calle. Otra cosa es que ambas partes se entiendan. Ortiz de Murua confía en que el primer edil, Patxi Lazcoz, finalmente se incorpore a la cita.
¿Por qué la federación se lanza ahora a organizar un encuentro con los candidatos a la Alcaldía?
Este encuentro con los candidatos se enmarca dentro de la campaña Indígnate [que se apropia del mensaje del libro ¡Indignaos!, de Stephane Hessel], activada por VVA por el BAI Center y que llama a despertar el espíritu crítico que se ha adormecido. Debemos cuestionarnos para qué y por qué se hacen las cosas.
Por el momento, en la cita falta el alcalde, Patxi Lazcoz. ¿A qué lo atribuye?
No lo sé, porque no lo ha dicho.
¿Cree que puede ver el encuentro como una encerrona?
Espero que no. Entiendo que lo pueda ver como una encerrona porque Vecinos de Vitoria nos hemos posicionado en contra del proyecto, así que confío en que vea la cita como una oportunidad.
La cita sobre el BAI Center se producirá unos días después del inicio de las obras. ¿No llega tarde?
Sí, sí, sí. Pero mi abuela decía Nunca es tarde si la dicha es buena. Más vale perder los 17 millones que va a costar este principio que seguir con todo el tinglado: la inversión en el edificio, el sueldo del director y algo de lo que no se ha hablado, que será el coste del mantenimiento.
El BAI Center es el gran tema de discusión de la política municipal. Y a pie de calle.
Entre los ciudadanos hay sensación de enfado en torno a este proyecto. Sobre todo por la falta de claridad e información sobre el recinto. Porque suena como una imposición. Sin ir más lejos, mi madre, una señora de ochenta y tantos años, dice que alguien tendría que decir al alcalde que no persista en su cabezonería.
El alcalde, sin embargo, está convencido de que con esta apuesta está dando en el clavo.
Ahí está el problema. Al alcalde se le olvida que se debe a sus electores, y algunos de los proyectos que ahora defiende el primer edil estaban en su programa electoral pero otros no. En los últimos años ha menguado el respeto de los políticos a los electores. Los políticos han pasado de ser unos administradores del bien público a ser unos dioses.
¿Dioses?
Si antes se hacía dios al faraón o al César, ahora hacemos dioses a Messi, Mourinho o a Zapatero. Por eso, o le amamos o le odiamos. Y tenemos que recuperar el protagonismo vecinal frente a ese liderazgo místico.
El concejal de Urbanismo, Juan Carlos Alonso, está muy habituado a las polémicas, y en más de una ocasión afirma que si el Ayuntamiento tuviera que escuchar a los vecinos ante cada decisión, en Vitoria no se haría nada. Y recuerda el caso del tranvía o la recogida neumática.
El debate del tranvía aún está abierto en General Álava y la recogida neumática ahora parece que es más cara y menos eficaz de lo que se pensaba... Así que quizá dentro de la gobernanza no parece tan bueno radicalizar posturas, porque al final nos conducen a empeños por testarudez. Al señor Alonso le he descubierto cierta tendencia a polarizar el debate. Pero entre el blanco y el negro hay toda una gama de grises.
¿El gris, en política, no puede verse como un síntoma de dudas?
Si apostáramos por una verdadera política participativa, el gris sería la solución. La clave está en la mezcla.
La participación es una palabra clave en la política actual, pero los ciudadanos a menudo se quejan de que no funciona.
Hablamos de participación, hemos habilitado un marco para favorecerla, pero es que además de buena la participación es incómoda. Porque exige dar explicaciones. Por eso se crean foros como los consejos territoriales, donde permitimos que la gente hable, les respondemos o no y, finalmente, hacemos lo que nos da la gana. Tenemos que exigir los porqués de las decisiones.
¿Cuáles son las vías adecuadas de participación para los ciudadanos?
Los consejos sectoriales deberían dejar de ser informativos para resultar más participativos. Los políticos deberían aprovechar esa información de primera mano. Y no quedarse en el sí porque sí, sino negociar, negociar y negociar. Porque un proyecto impuesto es infinitamente más caro que un proyecto negociado.
Los ciudadanos a menudo, cuando participan, también arrastran cierto enfado. Y de ahí que los políticos suspiren ante estos encuentros.
Es así. Pero en noviembre, Lazcoz acudió a una reunión con los vecinos de El Pilar, donde sobre todo se habló de la estación de autobuses, y recogió información, dio respuestas y en ciertos momentos toreó ciertos temas. Pero eso forma parte del juego. Lo que está claro es que, con esa proximidad, las relaciones dentro de la ciudad ganan. Si estos foros dejasen de ser anecdóticos, las relaciones entre los vecinos y los políticos ya no parecerían infranqueables.
¿Por cuántas decisiones deberían los políticos consultar a los ciudadanos?
Siempre. Hay que consultar siempre.
Tampoco parece viable hacer referéndums cada dos por tres...
¿Por qué no? ¿Por el coste, porque puede suponer un retraso? Cuando nos saltamos los plazos acabamos gastándonos 17 millones. Al menos, está claro que hay que consultar sobre los proyectos estratégicos, que van a afectar al futuro de la ciudad.
Los vecinos organizan hoy una consulta en Arriaga. Una consulta que precisamente ha recibido la negativa del Ayuntamiento. Corren el peligro ahora de que desde la Casa Consistorial no acepten los resultados.
Nunca nos van a hacer caso, pero porque no quieren hacerlo. Lo consideran una merma a su poder. Hay que apostar por una vía más práctica; tenemos que tener una cosa clara: hay que ir todos a una. Si los políticos explican una cosa, y los vecinos no la entienden, no es que los ciudadanos seamos tontos, es que los políticos lo están haciendo mal.