Vitoria. Los vecinos de Lakua que paseaban ayer desde las 10.45 horas por las inmediaciones de la plaza Euskaltzaindia no daban crédito a lo que veían: Imanol Marrodán, el autor de la fuente-escultura La inocencia, lo inesperado, se había encaramado a lo más alto de los 20 metros de esta obra de la plaza Euskaltzaindia.
Se trataba de un "acto de desobediencia" pacífico, denominado Banderas de oración, inspirado en las protestas de los budistas tibetanos. De ahí que no faltara ni la enorme banderola roja, que decía Rebelión y justicia, ni la camiseta a juego del artista con la frase Arte público en Vitoria-Gasteiz.
"Sin ningún proyecto serio, la van a poner en una campa, tirada, como si fuese un pedazo de chatarra. Llevo ya diez años así y estoy harto. Basta ya de que se rían de mí", denunciaba Marrodán después de ser bajado por los bomberos. El autor recordaba así que el Consistorio le prometió que la escultura nunca se saldría de la plaza, sino que sólo se desplazaría unos metros, cuando se anunció en este mismo lugar la construcción del auditorio. Unas obras que finalmente arrancarán el próximo día 15, como avanzó ayer el alcalde Lazcoz.
La cosa cambió cuando Mariano Bayón, arquitecto del futuro palacio de congresos, argumentó que la escultura era "incompatible con su edificio". Por esta razón, el artista aprovechó para desmentir que en estos tres años se haya llegado a ningún tipo de acuerdo, pese a su voluntad de consenso "en todo momento" y que a día de hoy mantiene. No quiere llegar a los tribunales para lograr un pacto "digno", pero advierte de su intención de seguir con actos similares, "porque me merezco respeto".