vitoria. Elevado en su inauguración a la categoría de referente de ingeniería en todo el Estado, cuatro años después el puente de Abetxuko se ha convertido en el mejor ejemplo de cómo no siempre conviene alardear. La infraestructura, que obligó a desembolsar la friolera de 4,7 millones -con un sobrecoste de 360.000 euros-, ha lucido desde sus orígenes diversas deficiencias; especialmente, baldosas rotas y el hundimiento de algunas zonas de la calzada. Una situación mantenida en el tiempo a la que, por fin, el Ayuntamiento va a tratar de buscar una solución definitiva. Urbanismo ha comenzado a realizar un informe para detectar el origen de los fallos y ver si es posible que la constructora pague la reforma, ya que el periodo de garantía es de 15 años.

Para que sea la empresa la que asuma el coste, hay que demostrar que los rotos tienen su origen en un defecto de compactación del material durante la ejecución de los trabajos, lo que se conoce como un vicio oculto. De lo contrario, el Ayuntamiento tendría que hacerse cargo del gasto. No obstante, en principio impera el optimismo. "Los técnicos de Vía Pública creen que las baldosas rotas y el hundimiento tienen su origen en un fallo de obra", explicó con cautela edil de este departamento, Marian Gutiérrez, a preguntas del PNV.

"Entonces, si hay vicios ocultos, la obra todavía será más grande de lo que cabía esperar", apuntó el portavoz de la formación nacionalista, Iñaki Prusilla, quien advirtió de que el acceso al viaducto se ha vuelto incómodo para los peatones y puede llegar a resultar peligroso para los vehículos. Gutiérrez, que no quiso poner fecha a la finalización del informe, se apresuró a asegurar que la seguridad del viaducto, pese a los fallos actuales, "está garantizada".