Vitoria. General Álava vuelve este mes al quirófano. Tras las reparaciones realizadas el pasado mes de agosto para mejorar 101 puntos del firme, la calle ha vuelto a romperse. Esta vez, hay quince desperfectos que parchear: doce de ellos son nuevos y están ubicados en zonas adyacentes a las arregladas, y tres corresponden a fallos sobre los que se actuó durante el periodo estival. La intervención promete ser rápida, aunque para evitar afecciones al tráfico tendrá que desarrollarse por la noche. Una nueva molestia para los sufridores vecinos de la céntrica arteria.

¿Y luego qué? Salta a la vista que la calle padece un problema de cutis desde que irrumpió el metro ligero imposible de solucionar sólo con este tipo de arreglos. Por eso, el Departamento de Transportes del Gobierno Vasco y el Ayuntamiento han decidido buscar una solución definitiva. Un acuerdo que no es tal cuando se les pregunta por el origen de tanto desperfecto. Para el gabinete Lazcoz, está en el material que se empleó durante el proyecto del tranvía, un hormigón sin armar que impide que las juntas estén cosidas. Así que, con el paso de los vagones, los autobuses, los vehículos privados y la carga y descarga, "se producen fisuras que derivan en grietas, roturas de losetas y el hundimiento de las arquetas por falta de sujeción de los marcos", precisó ayer la concejala de Vía Pública, Marian Gutiérrez.

Para Transportes, sin embargo, la culpa es del exceso de tráfico rodado. Según explicaron a este periódico fuentes del departamento vasco, en las zonas que no tienen que soportar el nivel de tráfico rodado de General Álava, por donde pasan hasta cinco líneas de autobuses, "el hormigón no ha dado ningún problema". Por eso, antes de plantear la solución puesta sobre la mesa por el gabinete Lazcoz, cambiar el material de la calle, el ejecutivo autonómico prefiere realizar un informe técnico que precise cuál sería el mejor remedio desde un punto de vista técnico y económico.

A la espera de las conclusiones de ese estudio, el Departamento vasco de Transportes recordó ayer que existe una opción menos drástica que la sustitución del hormigón: desviar los autobuses por la calle Florida, tal y como estaba planteado en el Plan de Movilidad Sostenible que rige la ciudad. La concejala de Vía Pública no lo descartó, si bien quedó claro que ahora mismo no es su alternativa preferida. "Tiene pros, pero también contras. Y lo que no podemos hacer es solventar el problema de General Álava generando otro en Florida", subrayó en referencia a la gran cantidad de tráfico que soporta esta calle en la actualidad; un flujo de coches que, para colmo, tiene visos de incrementarse con la puesta en marcha del aparcamiento subterráneo de la plaza de Amárica.

O sea, que habrá que esperar al informe. Y, mientras tanto, parches.