Vitoria. El centro internacional de la música, congresos y exposiciones de Vitoria no se entiende ya fuera de Euskaltzaindia. Fue la ubicación que el gabinete Lazcoz escogió para crear un segundo punto neurálgico en la ciudad, y sobre la que se realizaron los diseños. Al artista Imanol Marrodán le acompaña el mismo sentimiento con su escultura La inocencia, lo inesperado. La concibió para ese espacio, una plaza, y se niega a que el Ayuntamiento la traslade a la rotonda enclavada entre Portal de Foronda y Baiona porque estorba en la construcción del palacio. Por eso, ayer volvió a presentar la propuesta para llevar la obra a la mediana situada enfrente de esa glorieta, pero en esta segunda ocasión con un coste mucho más ajustado, "similar" al que conlleva la mudanza deseada por el gobierno y que está presupuestada en poco más de 263.000 euros.

Para Marrodán, llegar a un acuerdo es ya una cuestión de voluntad por parte del Ayuntamiento gasteiztarra. "Desde el principio he cedido, he realizado un trabajo gratuito al elaborar esta propuesta junto a la ingeniería Idom, y eso que soy el único perjudicado", advierte el escultor. Ahora, confía en que el Consistorio recapacite para no llegar a los tribunales. "Si acuerda de forma unilateral el traslado de la obra a la rotonda, sin tener en cuenta mi opinión y mi trabajo, incumplirá la ley y no me quedará otra opción que ir a juicio. Y es lo último que deseo, la solución más amarga, sin duda", asegura.

A finales de mes, con la reunión de Ensanche 21, se desvelará la decisión municipal. Y, con ella, el futuro de La inocencia, lo inesperado. En el caso de que la sociedad municipal diera el visto bueno a la propuesta de Marrodán, la escultura se asentaría sobre un fondo de estanque en porcelana, de color crema claro, rodeada de un pavimento de granito gris que respetaría siete metros a cada lado de la senda abierta en la zona por el paso de los deportistas que hacen footing. Además, habría un carril-bici, los focos se incorporarían a la iluminación ya existente y un roble coronaría la rotonda.

En resumen, Marrodán lograría situar su obra "en un espacio transitable desde el que contemplarla y rodearla". En una plaza. Y, lo que es mejor, en este emplazamiento podría por fin activar la escultura para que funcionara como lo que también es, una fuente. Vocación que no ha podido ejercer en Euskaltzaindia por los inconvenientes que ello conllevaba.

En la primera presentación de la propuesta, el artista recibió la negativa del Consistorio con la excusa de que habría que transplantar varios árboles afectados -cosa que sí se ha hecho, por ejemplo, para el proyecto de la estación de autobuses- y, lo que es más importante, por el coste de la actuación. El presupuesto inicial de Marrodán ascendía a 600.000 euros. Así que el escultor, lejos de cejar en su empeño, prometió confeccionar una segunda modalidad a un precio inferior. Y lo ha logrado. "Además, una vez que el proyecto saliera a concurso, me encargaría personalmente de supervisar los trabajos del traslado y que todo se hiciera como está pensado". De nuevo, de forma gratuita. Por el bien de su fuente-escultura y el de los bolsillos de los ciudadanos, que "no tienen la culpa" de que hasta ahora "no se haya encontrado una solución que no vulnere la ley".

con prisas "El problema es que el gobierno ya ha adjudicado la primera fase del auditorio para iniciar las obras en febrero, y ahora les corre prisa buscar una solución a la escultura. Pero la responsabilidad, en el caso de acabar en los tribunales, es suya, porque yo, desde el principio, estuve encima para resolver cuanto antes y de la mejor manera posible el conflicto", subraya Marrodán. Aun así, todavía confía en ganar en este sprint final. "No puedo decir que he salido con malas sensaciones de la reunión, si bien tampoco sé que piensa en este momento Ensanche 21. Nunca me dicen nada". El tiempo sentenciará.