Vitoria. La planta de tratamiento de residuos de la construcción y demolición de Gardelegi, la conocida como planta de Lasarte, ha reducido su actividad en más de un 34% en el último año. En total, se espera cerrar 2010 con 100.000 toneladas menos que en 2009. Pero esta cifra no sólo es un reflejo de cómo la crisis afecta al sector de la construcción, puesto que este descenso de la producción también obliga al Ayuntamiento de Vitoria y a la UTE responsable del recinto a reaccionar, subiendo los precios, reduciendo el horario y buscando un nuevo nicho de mercado: un pretratamiento de residuos industriales no peligrosos.

La planta, pionera en Euskadi, se adjudicó en abril de 2005 a la Unión Temporal de Empresas formada por Sufi, Lanbide y Escor y, ya en septiembre, se colocó la primera piedra. El objetivo del nuevo equipamiento, ubicado junto al vertedero de Gardelegi, era reciclar el 60% de los deshechos que llegan al estercolero. Una meta ambiciosa, puesto que suponía reciclar cada año unas 200.000 toneladas de las 300.000 que pasarían por las puertas de la planta de residuos de la construcción y demolición (RCD).

Desde su puesta en marcha hasta diciembre de 2009, la planta trató 752.194 toneladas de desechos. La actividad empezó en 2007 con 182.055 toneladas, superó las 280.000 en 2008 y en 2009 logró un nuevo récord con 290.000. Y únicamente 27.509 toneladas acabaron en el vertedero. El equipo de gobierno anunció en marzo de 2010 estos resultados "espectaculares" para defender la eficiencia de una planta clave en el sistema de basuras de la capital alavesa, pero cuyo funcionamiento ha generado rechazo por parte de los vecinos de Lasarte. Hablan de ruido, polvo y trato de favor, ya que la RCD entró en funcionamiento pese a carecer de licencia de apertura definitiva.

Ahora, esta escalada de actividad se ha frenado. Un informe municipal, al que ha tenido acceso este rotativo, calcula que, al cierre de este año, habrán entrado en la planta 100.000 toneladas menos que en el mismo periodo de 2009. Tanto la UTE como el Departamento municipal de Medio Ambiente atribuyen este bajón a la crisis y a su afección a la construcción. La actividad de la planta se ha reducido en un 34,30%. A la "caída continuada" y "espectacular" de la entrada de residuos durante once meses se suma, además, la disminución de ingresos en la venta de materiales -áridos reciclados y subproductos-, una de las novedosas fuentes de financiación de este complejo.

suben las tarifas Por esta situación que las empresas consideran "sobrevenida" e "imprevisible", la UTE solicitó el pasado 4 de agosto al Ayuntamiento que adoptara determinadas medidas para "restituir el reequilibrio del contrato de concesión". Una de las cláusulas de este acuerdo determina que las tarifas de tratamiento del planta se actualicen cada año y, así, se apuesta por aumentar de media los cobros para 2011 en un 3,73%: la revisión de precios ya exigía subirlos en un 2,30%, al que se añade un 1,43% extra por el descenso de la actividad. En esta apuesta, llama la atención que se cobrará más a los residuos mezclados, para así fomentar la separación de materiales en origen. La Junta de Gobierno Local dio luz verde el lunes a esta medida, que se aplicará a partir del próximo día 1.

No es la única. Tras recibir las peticiones de la empresa, el equipo económico municipal también apuesta por reducir el horario de apertura de la planta, que abrirá media hora más tarde por las mañanas y bajará la persiana media hora antes por las tardes, además de permanecer clausurada los sábados. El Ayuntamiento entiende que esta media "no redundaría en una menor calidad del servicio", pero sí permitiría reducir los costes.

Y, finalmente, la planta también busca una nueva función. Los técnicos de Medio Ambiente plantean la posibilidad de que el centro realice un pretratamiento de los residuos industriales no peligrosos. Como envases o plásticos. Estos materiales ahora se vierten en el vertedero de Gardelegi por lo que pasar al RCD tendrá dos beneficios directos: se alargaría la vida útil del vertedero y se lograrían unos ingresos adicionales para la planta de Lasarte. Estas medidas pretenden reactivar una planta que, hasta la fecha, se había caracterizado por sus buenos resultados y sus críticas encarnizadas entre sus vecinos. Este último año, sin embargo, la reducción de productividad hace previsible una reducción de las emisiones del centro. Un balance con doble lectura.