Vitoria. La vaquería de Aretxabaleta amaneció custodiada por cerca de treinta policías locales, la mayoría pertenecientes al operativo especial de seguridad de Vitoria, y una docena de ertzainas. El Consistorio temía un boicot como el que impidió el pasado día 7 el desalojo de una parte de la explotación, la parcela que está destinada a albergar 144 VPO. Sin embargo, los uniformados no hicieron otra cosa que chupar frío. Pese a la indignación por lo que consideran "un atropello", los López de Suso optaron por asumir lo que ya eran hechos consumados de la forma menos dañina para ellos: junto a varios compañeros del sector, se ofrecieron a realizar parte del desmantelamiento para sacar las crías en las mejores condiciones y evitar que los enseres acabaran en el vertedero, como contemplaba la orden judicial.

"Es la opción menos traumática para nosotros", confesó uno de los dos hermanos propietarios de la explotación ganadera, José Román, tras haber conseguido el visto bueno del jefe de la Policía Local, José Antonio Vicho, a su petición. Eran las nueve menos cuarto de la mañana, el comienzo del desmembramiento de la histórica vaquería de Aretxabaleta. Varios amigos de los López de Suso comenzaron a acceder con sus tractores a la parcela para dejar desierto el espacio que durante más de un siglo acogió actividad. De allí salieron bolas de hierba -el alimento del ganado- infraestructuras de la zona de enfermería y material diverso con destino a distintas fincas ubicadas en zonas próximas al pueblo y a la cooperativa Anoa.

En el caso concreto de los terneros, que vivían en la parcela de marras por estar ahí el criadero, el desalojo fue un adiós para siempre. "No podemos hacer otra cosa que venderlos. Nos hemos quedado dos, y los hemos llevado a un establo que tenemos, pero en realidad no sabemos si vamos a poder mantenerlos", admitió el otro hermano, Gerardo, mientras coordinaba las labores de desmantelamiento con el corazón encogido pero la cabeza muy alta.

Los López de Suso tienen claro que han luchado con la razón de su parte para impedir que desaparezca el esfuerzo de "muchísimas generaciones" y ahora lo que quieren es que el Consistorio sea claro sobre su futuro. Según explicó Gerardo, están dispuestos a aceptar la oferta que el Ayuntamiento ha transmitido a los medios de comunicación, la recalificación de la parcela que tienen ellos en Gardelegi para que pueda acoger la vaquería, siempre y cuando se les notifique por escrito y se garantice que ese terreno nunca se verá condicionado por planes de ordenación urbana como el del sector 19 de Aretxabaleta -según el cual, no puede haber casas junto a recintos ganaderos-. No obstante, el traslado necesita su tiempo, estimado por el propio Consistorio en 18 meses, así que ahora lo que les urge es encontrar una solución a corto plazo. Aunque los hilos de forraje se han librado de la limpieza del solar y eso permitirá que las vacas sigan ahí unos días, en breve habrá que darles salida. Y los dueños aún no saben cuál.