vitoria. Amaia, vecina del barrio de Ariznabarra, no pudo salir de su asombro este pasado sábado cuando, mientras paseaba a su perro por las inmediaciones de las vías del tren, se vio sorprendida por una colonia de ratas "de un palmo de largo" que campaban a sus anchas por la zona. Pese a que la presencia de estos roedores suele darse en la mayoría de los casos en barrios de la periferia de la ciudad, la "suciedad" de la zona pudo motivar a su juicio esta invasión de un mínimo de siete roedores. Se topó con ellos, concretamente, en los jardines que unen los dos túneles sobre los que pasan los ferrocarriles, que a su vez están separados de las vías por unas vallas de protección. "Hay mucha porquería en esa zona. Creo que incluso duerme algún indigente porque también me encontré con un colchón", detalla esta residente. Sorprendida por el hallazgo, la joven decidió contactar con el Ayuntamiento para que pusiera cartas en el asunto. Tras llamar al 010, primero lo hizo con un técnico del Departamento de Medio Ambiente, quien le remitió a la empresa de limpieza FCC. No obstante, es la firma Higiene Ambiental quien se encarga de llevar a cabo los trabajos de desratización. Al cierre de esta edición, este periódico no pudo confirmar si esta empresa había intervenido en la zona, aunque su responsable, Pedro Pérez de los Bueis, puntualizó que una vez recibido cualquier aviso desde el Ayuntamiento se procede a descontaminar el lugar afectado en un plazo máximo de 24 horas.
Según detalló el profesional, pese a que puedan darse casos puntuales como el vivido por esta vecina, 2010 no está siendo un año "más conflictivo que otros" en este aspecto. "Ha hecho más calor, pero no estamos viendo más ratas por este motivo. La situación está controlada", zanjó a este respecto Pérez de los Bueis.
La presencia de ratas en la vía pública puede calificarse como estacional. Mientras en invierno las colonias de roedores se concentran en el alcantarillado, las condiciones climatológicas del verano las empujan a buscar "nuevos asentamientos", generalmente en lugares donde abunda la maleza o por donde discurren riachuelos. También en distritos de urbanización incipiente, donde el cuidado de los solares deja bastante que desear. Como el jardín próximo a las vías. Amaia, en este sentido, censura que Gasteiz "pretenda ser capital verde y vaya a gastarse un dineral en el nuevo Ayuntamiento -que se va a construir justo al lado- y luego ahorre en temas de limpieza". "Deberían gastar más en esto y menos en flores", añade.
No obstante, el responsable de Higiene Ambiental llama, ante todo, a la tranquilidad. "Muchas veces se ve una rata, pero la ven tres personas y parece que ya son tres. En cualquier caso, Vitoria es una de las ciudades que más fáciles nos lo pone en cuanto a infraestructura si se compara con otros núcleos", describe Pérez de los Bueis. Se vale el experto, también, del bajo número de roedores con los que cuenta Gasteiz, menos de uno por habitante según las últimas estadísticas. "Lo ideal es contar con 0,6", contextualiza el experto, porque hay que recordar que las ratas, por muy repugnantes que resulten para la población, también deben encontrarse en las ciudades. Entre otras cosas, para limpiar los desagües y compensar malos hábitos de la ciudadanía como tirar comida por el inodoro. "Tiene que haber ratas, pero siempre controladas al mínimo", insiste Pérez de los Bueis.
uno o dos avisos Higiene Ambiental descuelga diariamente el teléfono en Vitoria alrededor de dos ocasiones para atender episodios de desratización. Una vez en el lugar, los operarios esparcen en el suelo varios sacos de plástico que contienen un cereal impregnado en anticoagulante, que a su vez incorpora una sustancia de seguridad muy amarga para evitar accidentes con niños o perros que pudieran sentirse tentados de ingerirlo. Las ratas, una vez consumida una cantidad importante de esta sustancia, fallecen por una sucesión de hemorragias internas y externas. Los elaboradores del producto, además, varían cada cierto tiempo sus principios activos para no crear resistencias en los animales y, por ende, hacerlos inmunes.