Vitoria. Falerina se ha metido en un jardín. La cafetería, un referente en la oferta de ocio del Casco Medieval de Vitoria, permanece cerrada este mes a la espera de encontrar un nuevo gestor. En el primer intento, el Ayuntamiento pinchó en hueso: sólo dos empresas se presentaron al concurso municipal que, además, acabó desierto. El gabinete Lazcoz pretende ahora ajustar las condiciones del contrato para ampliar su duración y, así, intentar captar más ofertas, pese a que desde el mundo hostelero de la capital alavesa no se termina de ver claro el futuro de este bar municipal.

Fuentes municipales confirman, en cualquier caso, que el objetivo del ejecutivo es reabrir la instalación en septiembre. Aún no se ha decidido con qué formula, puesto que debe elaborarse un nuevo pliego de condiciones para preparar un nuevo concurso y, así, encontrar a ese gestor más a largo plazo. En corto, por tanto, la opción a priori más factible es la de repetir la solución que ya se aplicó recientemente, al situar al frente de la cafetería por unos meses a un hostelero hasta que se resuelva el nuevo concurso, aunque este extremo todavía no se ha confirmado.

Se da la circunstancia, por tanto, de que el Jardín de Falerina estará cerrado en un mes clave, el actual -quienes acudan a las puertas del recinto sólo se encontrarán un cartel informativo sobre las visitas guiadas a Iruña Veleia-, para luego reabrirse en una época con menos turistas y -en principio, porque el sol tampoco está acompañando a agosto- peores condiciones meteorológicas. Un nuevo inconveniente en la lista de problemas que acumula el Jardín de Falerina desde que, a finales de febrero, su entonces gestor -el dueño del bar Dublín- anunciara que bajaba la persiana, tras las dificultades provocadas por la crisis y sus diferencias con la dirección del centro cultural Montehermoso. La decisión pilló por sorpresa al Ayuntamiento, puesto que el contrato finalizaba cinco meses después, pero entregó temporalmente las llaves del recinto a un gestor puente, Unai Usín, que se situó al frente de la cafetería hasta que se resolviera el nuevo concurso -cuatro meses-, pero con la voluntad de seguir a los mandos de la nave.

Usín, de hecho, fue uno de los dos únicos empresarios que optó a asumir Falerina. Y ganó. El pasado 17 de junio, la Mesa de Contratación municipal adjudicó de forma provisional el contrato a este hostelero, que finalmente renunció por razones personales. La cafetería, así, recayó en los segundos y últimos candidatos, los Hermanos Rubio, como confirmaron fuentes municipales el pasado 14 de julio. Sin embargo, los Jardines de Falerina volvieron a toparse con otro inconveniente, porque estos hosteleros primero pidieron tiempo para "estudiar la posibilidad de llevar la explotación de la cafetería", según recoge un informe técnico del Departamento de Cultura, y al final también acabaron renunciando el pasado 26 de julio.

la duración del contrato La concejala de Cultura, Maite Berrocal, reconoció en declaraciones a Radio Vitoria que los hosteleros albergaban dudas por la escasa duración del contrato, que fijaba un canon de 3.510 euros al año y era por un ejercicio, prorrogable a otros tres. Así las cosas, el concurso se declaró desierto y de ahí que la instalación siga cerrada.

Ahora desde el Ayuntamiento se pretende ajustar las condiciones de un nuevo concurso, una maniobra que ya ha llevado recientemente con la construcción del nuevo ayuntamiento en San Martín, para atraer al bar a más hosteleros que, según ha podido saber este rotativo, tienen dudas por el estado de servicios como la cocina, la afluencia al espacio más allá del verano o la inversión que conlleva organizar eventos culturales en un recinto acostumbrado a albergar eventos. El escenario espera ahora un nuevo organizador.