vitoria. Las piscinas de Vitoria se han convertido en el refugio perfecto para quien no quiere saber nada de las fiestas de la ciudad. En el último reducto para todos los que desean huir tanto del calor como del jaleo que aglutina la ciudad estos días. Pero, además, durante los festejos ofrecen una ventaja adicional que los más ávidos no dudan en desperdiciar: nunca antes había sido tan fácil conseguir una hamaca libre a la orilla de la olímpica.
Se pueden contar por miles a las personas que el pasado mes hicieron uso de las instalaciones municipales. 136.514 bañistas acudieron en julio a las piscinas de Mendizorroza -4.404 usuarios por día- y 121.532 a las de Gamarra, o lo que es los mismo, 3.920 visitantes de media diaria, según fuentes municipales. Con estas cifras, aumenta el número de vitorianos que no duda en instalar su toalla en ambos complejos durante La Blanca. "Cada año hay más gente en las piscinas cuando antes no había nadie", cuenta la bañista Ana Otarduy desde su tumbona. El gran bronceado que luce en su piel es fruto de su estancia en Málaga, ya que ayer fue el primer día bajo el sol de Vitoria de esta usuaria. "Yo siempre vengo en fiestas por las mañanas", añade esta socia de las instalaciones de Mendizorroza.
Durante La Blanca, Isabel, otra gazteiztarra, aprovecha para acudir a Mendizorroza acompañada por sus nietos adolescentes, Irene y Jorge, que siempre acuden a la capital por estas fechas. "Nosotros siempre venimos por las mañanas y por la tarde es cuando nos damos la vuelta por la ciudad. El truco está en venir pronto para encontrar hamacas vacías, aunque podrían poner más", afirma Isabel. Irene y Jorge tienen bien claro que sólo se meten en la olímpica a la hora de darse un chapuzón. "En la zona de toboganes, el agua está más fría", comenta Jorge. Aunque su abuela también apunta otra razón: "Están acostumbrados al calor de Palma y este agua para ellos está muy fría".
Otros que aprovechan la ocasión para convertirse en bañistas durante las celebraciones de la capital alavesa son Eduardo Elorrieta y su novia Susana. "Hay menos gente por ser fiestas y hay más hamacas libres. Mañana, si hace bueno, también vendremos", declara este vitoriano desde una de ellas mientras espera que el sol seque su piel tras su reciente nado a crol por la olímpica. Sin embargo, a diferencia de Eduardo, lo habitual en su compañera sentimental es que ella se quede hasta la hora de comer tomando el sol. "Yo soy más de secano", añade esta joven.
Amaia es otra de las gasteiztarras que ayer no pasó por alto la oportunidad de broncearse desde las tumbonas de las instalaciones de la plaza Amadeo García Salazar. "Es la primera vez que vengo en fiestas y el primer día que entro a la piscina", cuenta esta mujer que optó por estar sólo al sol durante un par de horas.
A pesar de que la mayoría de los usuarios de Mendizorroza prefiere las tumbonas a la hora de broncearse, hay bañistas a los que no les queda más remedio que ponerse morenos en el césped o incluso quienes lo prefieren a la cómoda hamaca. José Antonio Ibisate es de estos últimos. "Yo soy de los que vengo todos los días a las 9.00 horas y me pongo en la hierba", relata este jubilado a quien le encanta la natación desde que de crío la empezó a practicar. "Estoy viendo la misma cantidad de gente que el año pasado por estas fechas", agrega José Antonio desde su toalla.
Charo y su hija Patricia, de 10 años, no tuvieron más remedio que tumbarse sobre la hierba al ser de las últimas en llegar cerca del mediodía. "Venimos mucho a las piscinas haciendo bueno y da igual que sean fiestas porque hay mucha gente en el centro", afirma esta madre vitoriana que prefiere darse un baño por las mañanas porque "por las tarde hay más gente", aclara.