Vitoria. General Álava limita, a partir de hoy, su circulación. El tranvía sólo atravesará esta calle hasta Angulema durante los días de fiestas hasta las 12.00 horas. Es el escenario habitual durante La Blanca, aunque esta vez la peculiaridad es que el corte de tráfico también se extenderá durante el mes de agosto. El Gobierno Vasco acometerá, así, la esperada reforma del firme de la vía. Un panorama de obras que también se ha vuelto habitual en la milla de oro de Vitoria durante, prácticamente, la última década.

Euskal Trenbide Sarea, un ente público dependiente del Departamento vasco de Transportes, confirmó la semana pasada que General Álava volverá a cerrarse al tráfico. Los baches y daños en el firme originados en la calle habían motivado que tanto grupos municipales como vecinos exigieran, ya desde febrero, una rehabilitación urgente de la vía: una de las calzadas de referencia en el comercio gasteiztarra se había convertido en un campo de minas. El Ejecutivo de Lakua se comprometió a asumir la reparación -que ascenderá a 250.000 euros-, pero no fue hasta el pasado miércoles cuando detalló que la reforma tendría lugar en agosto. La actuación comenzará tras las fiestas y se alargará, en principio, hasta el 30 de agosto.

El objetivo de esta fecha, pactada con el Ayuntamiento de Vitoria, es limitar el impacto de las obras en el día a día de la ciudad. Incluso se barajó realizar las reparaciones durante la noche, pero al final se ha optado por aprovechar el parón veraniego. No obstante, comerciantes y vecinos de la zona centro ya han pedido a las instituciones que reflexionen sobre el método elegido para la rehabilitación. Piden una solución a largo plazo -hay quien duda de que no se repitan los daños si no se reordena el tráfico de autobuses por la calle- y no un nuevo parche.

Esta postura llama la atención puesto que, a pesar de tratarse de una reforma muy demandada, se evidencia el hartazgo por las continuas reformas de la vía, que ha encadenado diversas obras de calado desde su semipeatonalización. Ya a mediados de 1997, en la Casa Consistorial se apostaba por limitar el paso de vehículos por esta céntrica arteria para así allanar el camino al tranvía. En 2000, ya se confirmó que General Álava formaría parte de la larga lista de semipeatonalizaciones impulsada en la ciudad durante la época Alonso. Los tiempos cambiaban, y se empezaba a expulsar a los vehículos privados de la zona centro.

un goteo de trabajos Los operarios convirtieron General Álava en su hábitat natural. Comerciantes de la zona, además de mostrar sus dudas por la pérdida de más de un centenar de plazas de aparcamiento, insistieron entonces en la necesidad de conjugar la reforma de la calle con la instalación de los viales del tranvía. No pudo ser y, para más inri, las reformas lograron ganarse fama de estar gafadas. Apenas seis meses después de la actuación en la vía entre Dato y Fueros -en 2001-, aparecieron unas grietas que forzaron otra remodelación. En octubre de 2002 se reiniciaron las obras, que coincidieron con la reforma de la segunda parte de la vía. Hasta el primer trimestre de 2003 no se anunció el final de los trabajos, pero no fue el definitivo. Las grietas volvieron a emerger. Y, en septiembre de 2007, arrancaron en este punto las obras del tranvía.

Los trabajos se realizaron por fases -en tres etapas, para poder frenar durante las navidades y en rebajas-, para así apaciguar a unos comerciantes que pusieron el grito en el cielo por la afección de la reforma. Entre la crisis y las obras, un negocio clásico como la juguetería Kolkay anunció su cierre a finales de 2008. Para entonces ya habían aparecido nuevas grietas en el hormigón.

Y, en agosto de este año, vuelta a empezar. General Álava acumula en la última década un constante ir y venir de rehabilitaciones, algo sólo comparable a Sancho el Sabio. El panorama de la llamada milla de oro, no obstante, también se ha extendido por todo su eje, hasta la conexión entre Independencia y La Paz, que se ha reformado en tres ocasiones. El listado sigue creciendo.