Vitoria. Con satisfacción comedida. Así han acogido comerciantes y vecinos del centro de Vitoria la anunciada reforma de la calle General Álava, que obligará a cortar el tráfico -tranvía incluido- en esta zona, en principio, desde las fiestas de La Blanca hasta el próximo 30 de agosto. Estos residentes y trabajadores esperan que la reforma del firme no sea sólo un parche, sino que solucione de forma definitiva los problemas que la circulación genera en este entorno.

"La verdad es que el tráfico en esta zona es un pequeño caos", apunta Víctor Manuel Ibáñez, conocido comerciante de la calle Gorbea, pero que también posee un negocio textil en Prado. Ibáñez cree, de hecho, que las instituciones deberían plantearse ahora una solución más definitiva, haciendo que el tranvía diera un rodeo para llegar a Angulema. Este comerciante era partidario en su día de que el tranvía no se adentrara tanto en el centro de la ciudad, sino que tuviera su parada final en Lovaina. Ahora se experimentará con una variante de esta solución, ya que a lo largo de agosto los convoys frenarán en Sancho el Sabio, para que así Euskal Trenbide Sarea, un ente público dependiente del Departamento vasco de Transportes, pueda llevar a cabo las esperadas mejoras del firme en General Álava.

Ibáñez entiende que estos desperfectos, ya sean causados por el tranvía, los autobuses o los vehículos pesados que circulan por esta zona, prueban que "las previsiones a la hora de elegir esta solución para el asfalto han sido malas". Miguel Ángel Ruiz, que regenta un bar en la calle Independencia, comparte esa opinión. "El firme debería tener el doble de espesor. Si sólo se solucionan los baches, es pan para hoy y hambre para mañana, porque no se evitará que esto vuelva a ocurrir".

Las nuevas obras, aunque esperadas, también traen de cabeza a comerciantes de este entorno. Desde un negocio textil de la zona insisten en que este tipo de trabajos "nunca son una buena noticia", pero también matizan que la reforma llega con retraso. Desde ETS insistieron en que las fechas se han pactado con el Ayuntamiento de Vitoria para lograr la menor afección posible.

pros y contras Desde la asociación vecinal de la zona centro, que ya acudió a la Casa Consistorial antes del verano para exigir mejoras en baldosas de San Prudencio, Dato o en la propia General Álava, reconocieron que "estas reformas traen beneficios pero también incomodidades". La representante de la entidad Itziar Larrañaga también precisó que la reforma es un "parche" porque el debate de fondo es que "la piedra escogida no es la adecuada".

"Las instituciones deberían contar con una garantía en este tipo de obras, porque al final son operaciones que pagamos entre todos", opina el presidente de la plaza de Abastos, Manuel Rabasco. El representante del mercado también tiene claro que las obras eran necesarias, y que afectarán al negocio. "Los vitorianos, por mucho que dudaran al principio del tranvía, ahora lo usan. En las últimas iniciativas que hemos hecho en la plaza, el metro venía lleno", expresa. Pero Rabasco tampoco ve demasiadas excusas para no acudir al centro, pese al corte de tráfico: "Las distancias en Vitoria son pequeñas. Desde Sancho el Sabio hasta aquí apenas habrá diez minutos a pie. Y si no andamos por estas fechas, no sé cuándo vamos a hacerlo".