Vitoria. Si de algo puede presumir Vitoria es de tener una oferta de instalaciones deportivas muy en forma. Doce centros cívicos, los grandes complejos de Mendizorroza, Gamarra y Betoño, diez frontones, una pista de hielo y once espacios para ejercitarse al aire libre conforman una red moderna y competitiva que siente muy poco la crisis. El año pasado, el Ayuntamiento contabilizó un total de 78.510 usuarios, sólo un 2% menos que en el ejercicio anterior. No está mal y tampoco resulta extraño: la fidelidad es ya una seña de identidad de este servicio municipal, tanto a nivel general como por edades o por barrios. ¿Pero qué vitorianos aprovechan más los equipamientos?

En función de la edad, el tramo de cinco a 17 primaveras arrasa gracias a la organización de múltiples cursos y actividades destinados a los más jóvenes y su espíritu inagotable. Le sigue el grupo de 18 a 24 y, tras un ligero bajón desde ese momento hasta pasada la treintena, el segmento de los 35 a los 44 es el tercero más multitudinario. El paso del tiempo comienza a notarse entonces y a los ciudadanos no les queda otra que tomar conciencia de la necesidad de cuidar su cuerpo.

Por barrios, teniendo en cuenta la población de cada uno de ellos, la mayor tasa de abonados se concentra en Ariznabarra: el 44,23% de los vecinos está inscrito a las instalaciones deportivas municipales. Le pisa los pies Sansomendi, un distrito donde el 43,84% de los residentes tiene el carné. Y la lista prosigue con Gazalbide, con un 40,42% de inscritos; Santiago, con un 40,38; y Txagorritxu, con un 40,16%. Por contra, las zonas en las que porcentualmente se suda menos la camiseta dentro de la red municipal vitoriana son aquellas con mayor capacidad adquisitiva, con equipamientos privados en las proximidades o de reciente construcción. Dicho de otra forma, el Ensanche, último del ranking ya que sólo el 18,5% de los vecinos tiene txartela; Mendizorroza, con un 20,31% de registrados; San Cristóbal, con un 22,36%, y Zabalgana, con un 22,38%.

muy tradicionales Metiendo todos los índices en el bombo, la realidad resultante es que una tercera parte de la población de Vitoria está abonada a los equipamientos deportivos de la ciudad. Una buena cifra que, analizada en profundidad, pone de manifiesto también que los gasteiztarras son muy tradicionales al practicar ejercicio físico. El éxito de la red se sustenta principalmente en las piscinas, que a lo largo de 2009 registraron 766.403 usos. Un motivo de orgullo pero también una cifra que invita a reflexionar sobre la necesidad de controlar los aforos, ya que en determinados momentos del día estas instalaciones se saturan. Un exceso de gente que llegó a límites muy agobiantes para los socorristas con la apertura del nuevo centro cívico de Ibaiondo o, anteriormente, con el estreno del polideportivo de San Andrés.

Tras la piscina climatizada, los siguientes elementos con más adeptos fueron el gimnasio, con 403.969 usos; la cancha polideportiva, con 337.257, y el campo de fútbol de hierba artificial, con 256.816. Y se acabaron las cifras grandilocuentes. Ningún otro espacio de la red superó las 100.000 entradas. Y hubo uno, incluso, que ni siquiera llegó a alcanzar los cuatro dígitos: la sala de halterofilia, un club muy selecto cuya puerta se abrió a lo largo de 2009 sólo en 188 ocasiones.