vitoria. Las matématicas son una ciencia exacta, aunque en manos de las personas los números pueden volverse caprichosos. Una realidad que resulta perfecta para resumir la batalla legal iniciada por BTS y Vitoria, una de las ocho empresas que se presentaron al concurso de la estación de autobús y que ahora exige la nulidad de la adjudicación aprobada por el gobierno y el reinicio del proceso. El diseño circular y en superficie del equipo navarro no superó la primera criba, la de la valoración técnica, porque los técnicos municipales consideraron que penetraba en el parque más que el anteproyecto de Trakteplan. No obstante, según el recurso cuya presentación anunció DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, la firma demuestra que la superficie construida es un 26%, 1% inferior.

Una de las cláusulas del pliego de condiciones que debían cumplir los trabajos presentados al concurso de la estación de autobuses de Vitoria establece que "en ningún caso los diseños podrán suponer un aumento de la ocupación del parque por el edificio o sus dársenas" respecto al prototipo de Trakteplan. Pues bien, los tres arquitectos navarros que forman BTS -Manuel Blasco, Luis Tabuenca y Manuel Sagastume- aseguran que la superficie construida de su terminal es de 8.187,27 metros cuadrados mientras que la del anteproyecto asciende a 11.140,84. O sea, que no sólo se respetan las reglas, sino que el bocado al verde es menor.

Con la misma contundencia, BTS y Vitoria rebate las otras tres razones esgrimidas por los expertos de Ensanche 21. A la acusación de que la estación de marras ocupa un área no prevista en el planeamiento urbanístico, los arquitectos recurren al plano del anexo IV de información urbanística aportado por esta sociedad municipal como documentación técnica del concurso. En él se refleja gráficamente el ámbito de actuación previsto para la construcción de la terminal y, gracias a este soporte, se pone de manifiesto que la propuesta navarra "queda incluida dentro de los límites máximos señalados".

La empresa regresa a las comparaciones numéricas para rebatir a los técnicos cuando dicen que el diseño de BTS "alarga los recorridos peatonales dentro de la estación". Lo cierto es que las longitudes que presenta el anteproyecto de Trakteplan son de 27,58 a 36,56 metros de la dársena uno a la cinco, de 73,89 en la seis, de 82,39 en la siete y de 90,89 en la ocho. Y las longitudes del trabajo navarro son de 31,32 a 43,3 de las dársenas una a la cinco, de 37,57 en la seis, de 43,56 en la siete y de 49,56 en la ocho. O sea, que "no es que se aumenten las circulaciones, sino que son diferentes" ya que el prototipo se basa en una planta en forma de U y la otra terminal en un esquema circular. Además, según defiende la firma, su diseño cuenta con cuatro espacios más para los buses que el anteproyecto.

BTS también niega que su boceto genere conflictos entre los autobuses que estén maniobrando y los que estén circulando, ya que el diseño es el mismo que el de la estación de Pamplona y allí nadie ha constatado esos problemas. Además, considera inaceptable que se diga que el diseño aumenta la distancia a la futura estación de ferrocarril, ya que aún no está definida ni la situación del trazado ni la de la terminal de tren.

El recurso de BTS se suma al de GLM, que también solicita la anulación del proceso por considerarlo contrario a derecho y una nueva valoración de su propuesta. Además, ambas comparten la idea de que el gobierno "había decidido qué quería" antes de iniciarse el concurso. Una sensación que se refuerza por el hecho de que finalmente ganó el certamen la UTE que había elaborado el anteproyecto. Por eso, lo que en realidad buscan con sus recursos es reivindicar "el esfuerzo, la ilusión y los intensos meses de trabajo" dedicados a la terminal de Vitoria.