tras un largo y multitudinario sábado de fiesta, el Casco Viejo y Arana recuperaron ayer el pulso desde bien temprano cargados, de nuevo, de actividades para todos los públicos y gustos. Aunque a diferencia del inicio del fin de semana el tiempo no acompañó demasiado, la música y el deporte rural apenas tardaron en desperezar a ambos barrios, recordándoles que sus fiestas populares comenzaban a tocar a su fin.
La plaza del Machete acogió una atractiva exhibición de herri kirolak de Iparralde, en la que no sólo tuvieron la ocasión de mostrar su destreza dos consumados especialistas como Tubi y Atutxa, vizcaínos de Dima, sino todos los chavales que se acercaron por la zona acompañados de sus aitas. Muchos de ellos se atrevieron a levantar pesadas bolas de piedra, a cortar troncos adecuados a su pequeña altura y peso e, incluso, a realizar un buen puñado de alzadas con un fardo de 20 kilos atado a una cuerda sujeta a una polea y un trípode de cinco metros de altura.
Aunque muy cerca, en la plaza Etxauri, estaba prevista la reapertura de la jaima árabe acompañada del Gargantúa y los talleres para niños, la amenaza de lluvia obligó a suspender estas actividades que tantas personas reunieron durante la jornada anterior. Quienes no faltaron fueron los cabezudos, que acompañados por una animada banda de txistulariak recorrieron las calles de la almendra antes de la hora de comer; la txaranga Errerre hizo lo propio antes de que, al filo de las 16.00 horas, la traca final pusiese punto y final al exitoso programa festivo. En Arana las celebraciones se extendieron también por la tarde y concluyeron ya entrada la noche con la subida de Txapeldun.