vitoria. La labor que ha emprendido la asociación supone tiempo, esfuerzo, dinero...
Efectivamente. Lo importante es que tenemos ganas, estamos ilusionados. Por supuesto que el dinero es importante en este trabajo. Queremos buscar la ayuda del Ayuntamiento, recabar su apoyo ofreciéndole a cambio unas ofertas que le parezcan atractivas. También queremos hablar con la asociación de vecinos de barrio, un colectivo que está peleando mucho y dando mucha guerra para que Salburua mejore.
Si la asociación logra sus objetivos, ¿cree que Salburua podría llegar a quitarle una porción de la tarta al centro de toda la vida?
El centro, por su calidad de centro, siempre tendrá gente. Lo que no puede hacer el Ayuntamiento es dejar morir los barrios por darle ese protagonismo al centro. Lo vital para la ciudad es que haya vida en todos los barrios. En Bilbao hay más de diez zonas por las que uno puede moverse y todas tienen vida. Creo que no es bueno concentrar todo en el mismo lugar, que es lo que sucede aquí.
Salburua tiene muy cerca El Boulevard. ¿Un enemigo?
Me gustaría pensar que, algún día, Salburua será como el centro para sus vecinos y un referente atractivo para el resto, pero es difícil. Con un monstruo como El Boulevard tan cerca, resulta complicado que se instale en el barrio el comercio minorista. El Consistorio está castigando mucho a los bares del centro, con restricciones horarias, sanciones... Pero pueden beneficiarse de forma indirecta por las actividades que se desarrollan ahí y, sobre todo, por la gran cantidad de comercios. Son fundamentales para los bares.
El Ayuntamiento ha iniciado el plan Alhóndiga, con el que busca incitar al consumo a través de una reforma atractiva de las calles. Salburua se queda lejos de los ejes.
Se ha creado un alarmismo a raíz de la expansión de la ciudad y por el daño que ha causado El Boulevard. Y por eso se están volcando los esfuerzos en el centro. Pero no hay que hacer un Plan Alhóndiga, sino un Plan Vitoria. El Ayuntamiento tendría que aprovechar las potencialidades de cada barrio. Del mismo modo que el centro puede ser un eje comercial, Salburua podría conformar un eje deportivo por el espacio libre del que dispone para los amantes del ejercicio físico y de la naturaleza. Todo eso habría que promocionarlo incluso turísticamente.
¿El ocio nocturno existe en Salburua?
Cuando abrimos, y durante un tiempo, el ocio nocturno fue espectacular. Pero a medida que los vecinos se han hecho padres, la verdad es que la noche está más muerta. A eso hay que sumar también la crisis y, por supuesto, la peligrosidad que transmite Salburua a ciertas horas. A las dos de la madrugada, a mí me da miedo andar por aquí. El barrio está desierto porque la gente, en esta situación económica, se ha quitado las copas. Además, la iluminación en algunos sectores no es buena. Y está el tema de la inseguridad, mayor en época de crisis. En su día, se dijo que se iba a poner Policía de barrio, y yo la veo bastante poco... Nosotros estamos cerrando antes del límite de la normativa, por la caída de clientes y por nuestra propia seguridad. Prefiero evitar problemas.
El borrador de la ordenanza de ruidos y vibraciones contempla descentralizar el ocio nocturno, repartirlo por barrios. ¿Esperanzador?
Primero que se plasme la idea final, y luego ya valoraremos. No creo que de repente el extrarradio vaya a ser una juerga. Sí se habla de favorecer la instalación de discotecas en polígonos industriales, y tampoco lo entiendo, porque sabemos que los jóvenes usamos mucho el coche.
Todos los bares de Vitoria van a tener que acometer importantes reformas en un máximo de quince años (insonorización, accesibilidad, seguridad...) a cambio de más flexibilidad en el cambio de categorías de los locales y de las distancias entre establecimientos. ¿Qué le parece la medida?
Está claro que en este apartado los bares de Salburua partimos con ventaja. Nos ajustamos a la última normativa. Sí que va a ser un duro desembolso económico para hosteleros de otros barrios.
Control de horarios, Ley Antitabaco, nueva normativa... ¿Demasiado para el sector?
Dios aprieta, pero no ahoga. Siempre que veas luz hay esperanza. El truco está en innovar constantemente para conseguir lo que hace unos años venía solo. Antes la hostelería era más fácil de trabajar. Quizá por un tema cultural. Hace quince años la cultura era salir con los amigos, y ya está. Ahora, el ocio se distribuye más: hay hostelería, esquí, monte, conciertos... La oferta ha aumentado. Yo soy de la opinión de que los cambios, que en este caso son restrictivos, deben realizarse con cautela y poco a poco. Lo que está en juego es nuestro dinero, nuestra forma de vida.