vitoria. "Los centros cívicos forman parte de nuestra definición de ciudad". La concejala gasteiztarra de Cultura, Maite Berrocal, se refirió de esta forma a esta red de recintos poco antes de la inauguración -el pasado 5 de marzo- de la infraestructura de Ibaiondo, la de mayor dimensión de este conjunto de doce edificios. La apertura de este coloso cívico vino acompañada, además, del anuncio de los nuevos trámites de los otros dos centros pendientes, los de Salburua y Zabalgana. Desde el Ayuntamiento se justificó entonces este ansia de información por el hecho de que, en la actualidad, un barrio de la ciudad no se entiende sin su correspondiente centro cívico. La pregunta ahora es si ese despliegue es asumible para las arcas municipales.

Desde la federación de asociaciones de vecinos de Álava ya hay voces que se cuestionan esta necesidad. La palabra clave que se menciona en la Fava es "racionalizar", por el enorme esfuerzo económico que suponen estos centros, que obliga a garantizar su uso y, también, porque no todos los barrios requieren un centro de las dimensiones del mencionado Ibaiondo. Desde el gabinete Lazcoz, en cualquier caso, ya se insiste en que la red de centros cívicos está dejando atrás su carácter de servicios de proximidad para atraer a público de cualquier parte de la ciudad.

Esa posibilidad choca con las pretensiones de aquellos barrios que carecen de centro cívico. Este debate ha vuelto a avivarse después de que, a raíz del impulso del tercer hospital en Gasteiz, se hablara de la posibilidad de habilitar un centro cívico en el entorno de Santiago para atender al núcleo de la ciudad. Desde la asociación vecinal Erdialde recuerdan que ahora tienen que desplazarse hasta el centro de Aldabe, "y nosotros tenemos los mismos derechos que otros ciudadanos".