Vitoria. La crisis pasa de largo por el Casco Viejo de Vitoria. El Ayuntamiento aportará este año al proyecto de transformación de la colina 17 millones de euros, un dinero que se suma a los fondos procedentes del Plan E, el Plan +Euskadi y el Plan Urban y con el que el gerente de la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica ya sabe qué hacer. Una parte se destinará a la reforma de las calles y cantones que todavía quedan pendientes y al soterramiento total de los cables de electricidad, radio y televisión que amargan la estética de la almendra medieval.

La imagen de la colina dará un vuelco significativo este año, y también la iluminación. Como adelantó este periódico, en breve se reunirá el Consejo Territorial Aldabe, formado por asociaciones vecinales, técnicos y políticos, para evaluar los resultados del proceso de participación ciudadana que ha culminado con la elección del farol moderno como el más adecuado para extenderlo por todo el Casco Viejo y determinar por que zonas hay que empezar la renovación del alumbrado. El objetivo es que, de aquí a diciembre, el barrio diga adiós a la contaminación lumínica y los puntos negros con una reducción del gasto eléctrico del 45%.

Otro de los propósitos de la Agencia es recuperar espacios para la ciudadanía. Por eso, ayer aprobó la adquisición de la trasera de la iglesia de San Miguel, 700 metros cuadrados que actuarán como mirador hacia la muralla. La parroquia, por su parte, utilizará el dinero para la restauración de la cubierta de la ladera sur del templo.