vitoria. "Un edificio con alma de jardín botánico". Así presentaba la gaceta municipal el proyecto de la estación provisional de autobuses de Los Herrán. Era el 20 de febrero de 1993 y se anunciaba que el recinto tendría una vida de dos años, hasta que estuviera culminada la nueva terminal, donde ahora se ubica Artium. 17 años después, Los Herrán sigue en pie, y como estación provisional de autobús. El responsable de este diseño -junto a la también arquitecta Marta Colón-, el gasteiztarra Xabier Sánchez, ahora reconoce su "perplejidad" por la ya extensa historia que rodea a este recinto. Sánchez se resiste a llamarlo estación de autobuses, porque no se ideó para ello, e insiste en que Gasteiz necesita una infraestructura en condiciones.
¿Recuerda cómo llegó a sus manos la petición de realizar la estación provisional de Los Herrán?
A través de la empresa Autoestaciones de Vitoria [Xabier Sánchez se levanta entonces de la mesa, busca en una ordenada estantería de archivadores verdes y extrae los planos del proyecto]. El objetivo era crear un recinto que fuese una estación durante dos años, para que luego se convirtiera en una especie de jardín cubierto. Y ahora es lo que es. Está claro que no se trata de una estación de autobuses. Para un periodo corto podía funcionar. Para uno largo, en absoluto.
¿Cómo planteó su diseño?
Es un contenedor con mucha luminosidad, largo y estrecho porque se adapta a una mediana. Es evidente que, si se tratara de una estación definitiva, en toda regla, hubiera requerido una superficie mayor, otra organización y una reordenación del tráfico en la zona.
Una sensación habitual al llegar en autobús a la ciudad es lo que cuesta acceder a la estación...
En su momento, a pesar de tener un carácter provisional, incluso insinué en el departamento municipal de Urbanismo que habría que plantearse una reordenación del tráfico en la zona, porque podría haber problemas en la circulación, al encontrarse entre dos calles como Los Herrán y José Mardones.
¿Le sorprende que siga ahí?
Reconozco mi perplejidad por que no se haya hecho una estación en condiciones, en toda regla, después de veinte años.
¿Desilusionado?
No tengo desilusión como arquitecto, sino como ciudadano. Porque al final ves que un proyecto que salió con tanta fuerza se ha quedado ahí.
¿En qué momento asumió que la estación provisional de Los Herrán no iba a ser tan provisional?
Hubo varias fases clave. La primera fue cuando se pararon las obras de la estación definitiva, que iba a estar ubicada en la calle Francia, por problemas de la empresa que iba a llevar la infraestructura. Fue el primer aviso de que la provisional seguiría funcionado. Y el segundo hito, que durante el debate sobre la reordenación de la plaza de toros se planteara que allí podría tener cabida la estación, algo que tampoco salió adelante. Entonces...
...se dio cuenta de que este edificio iba para largo.
Sí. Luego se empezó a hablar de Arriaga y la situación está como está: quieta. Y más con la situación económica que hay ahora. Pero lo que está claro es que alguna salida hay que encontrar, porque hablamos de un proyecto prioritario para Vitoria. El soterramiento es otra oportunidad para abordar este tema.
¿Cree que va a seguir habiendo debate hasta el soterramiento?
Creo que el debate va a seguir. Porque cada vez surgen más condicionantes para esa estación definitiva. Hablamos del soterramiento, el Tren de Alta Velocidad, el tranvía... Y todo eso hay que organizarlo, porque aún faltan datos sobre esas actuaciones. Lo primero es decidir el programa de necesidades de esa estación. Los munícipes tienen que decidir por dónde irán los tiros.
Parece que en eso está el Ayuntamiento ahora.
(Sonríe).
En cualquier caso, PSE y PNV están de acuerdo en que no se puede prolongar la vida de Los Herrán. ¿Le duelen las críticas que se realizan a menudo sobre esta estación?
No, no, no. Estoy satisfecho porque se cumplió el cometido que se perseguía con este proyecto. Pero insisto en que ese edificio no es una estación de autobuses. Se le puede hacer vivir el tiempo que se quiera, pero sus condiciones actuales no son las que precisa una estación en regla.
¿Todavía ve su idea reflejada en este edificio?
Bueno, exteriormente no ha cambiado demasiado. Pero en el interior sí, porque ahora las taquillas son fijas, se instaló aire acondicionado y unas aberturas en las fachadas laterales...
Si finalmente la nueva estación -y definitiva- de Arriaga sigue adelante, el Ayuntamiento tendrá que plantearse qué hace con Los Herrán. ¿Tiene alguna sugerencia?
No lo sé. Desde luego, lo que no puede es tener un uso que requiera un tráfico rodado importante, porque volveríamos a repetir el problema actual. Con el clima de Vitoria, un espacio diáfano y cubierto puede aprovecharse. Serían necesarias algunas reformas, pero aún podría ser perfectamente un paseo o un jardín cubierto. También podría convertirse en un mercado de flores o de libros usados, un rastrillo...
Si sigue cumpliendo años, el edificio pronto llegará a la veintena. Algo tendrá este recinto si sobrevive a tanto debate....
Es cierto que, si ha aguantado tanto tiempo, mal del todo no estará resuelto. Para lo que se pensó, insisto. Se planteó para dos años, su vida casi se ha multiplicado por diez y sigue funcionando. No del todo bien, pero sigue funcionando.
Lo que no se puede negar es que este proyecto ha dado que hablar.
Sí, sí. Pero porque los políticos de Vitoria todavía no le han hincado el diente al problema.