Ladrillo, paleta, yeso y, sobre todo, cabeza. Estos cuatro elementos son los que Paco Azconegui, director del centro de oficios del Casco Viejo, repite constantemente a sus alumnos como herramientas fundamentales de trabajo. Y es que, la tarea que, desde hace meses se traen entre manos, requiere tener los cuatro sentidos puestos en el asunto. No es para menos.

Ellos serán los encargados de dar color a las fachadas de los edificios repartidos por todo el Casco Viejo. La Agencia para la Rehabilitación Integral de la ciudad histórico, como responsable de la iniciativa, le sigue muy de cerca. Por ello, ayer responsables de la Agencia se acercaron hasta las instalaciones provisionales de la calle Castro Urdiales para ver la evolución de los trabajos.

Allí, varios miembros del consejo de Arich pudieron constatar, de primera mano, cómo los treinta alumnos se encuentran totalmente volcados con el proyecto que hará que el Casco cambie de imagen.

"Hay gente que vino sin saber leer o escribir, que llegó en patera o debajo de algún vehículo escondido, y es asombroso, porque salen de aquí realmente preparados para el mundo laboral", comentó el director, durante la visita a los talleres.

Estos treinta alumnos tendrán la responsabilidad de plasmar las ideas que afloran del laboratorio de color del mismo centro. Allí, cuatro artistas trabajan mano a mano para llenar de luz y color las antiguas fachadas de la almendra. "Estamos realizando una reflexión pintada, queremos crear algo diferente y que Vitoria pelee por tener su hueco", aseguró Azconegui.

Desde luego, inspiración no les falta. El cuarteto de artistas trabaja con las paredes plagadas de bocetos e imágenes de varias zonas europeas. "Seguimos mucho el ejemplo del norte de Europa, porque tenemos cielos parecidos y ellos le dan a las fachadas la luz que les falta la mayor parte del año", manifestó el director.

Aunque habrá que esperar para que todo el Casco Viejo luzca su nuevo look, lo cierto es, que a principios del año que está a punto de entrar, se darán ya las primeras pinceladas. Concretamente, en una fachada en la calle Zapatería a la altura del cantón de las Carnicerías y la nueva sede del Centro de Oficios en la calle San Vicente de Paul.

Además, la nueva sede servirá para acoger una exposición, previsiblemente en marzo, en la que por un lado, se mostrarán los trabajos desarrollados por los alumnos, en base al color y la luz. Pero además, se realizará una proyección de varias plazas policromadas de Europa, además de un taller en vivo. Sin duda, la mejor manera de inaugurar su nueva sede.