VITORIA. "No le veo más que ventajas". Ángel María Remírez de Ganuza, vecino de la Avenida de Olarizu, explica que, como padre de una familia numerosa, la posibilidad de cambiar su actual vivienda sin ascensor por una VPO de mayor tamaño es una oportunidad fantástica. Y no sólo porque le parezca bien, sino porque cuesta creérselo. "Es como si nos hubiera tocado la lotería".
Ángel vive en Olarizu desde hace doce años. Heredó el piso de sus abuelos, así que el vínculo emocional con la casa es evidente. Sin embargo, pesa más su condición de padre de familia a la hora de decantarse por el realojo: "La casa es pequeña y tiene ya unos años, no disponemos de ascensor, cuando no hay que reformar el tejado son los canalones...". De ahí que, cuando el gabinete Lazcoz puso sobre la mesa el realojo, este vecino admita que "no tuve que rumiar demasiado. Estoy a favor. Por mí como si la quieren hacer añicos".
La propuesta, primero adelantada por la asociación de vecinos, se hizo oficial "creo que hace dos años, con una reunión en la iglesia de San Ignacio. Y el concejal (Juan Carlos Alonso, titular de Urbanismo) nos dijo que las cosas eran así, así y así. Y lo mejor para que la gente dejara de ser tan suspicaz fue que nos dijera que lo consultáramos con todo el mundo, que preguntáramos a quien quisiéramos. Que esto no se hacía si no había una gran mayoría a favor", cuenta.
El respaldo al traslado, según explica Ángel, fue amplio. De hecho, ha habido vecinos que pretendían realizar nuevas reformas en casa y, ahora, las han frenado. Este ciudadano, sin embargo, no quiere poner todas sus esperanzas en un realojo que puede tardar en llegar, porque "el solar está parado y este proyecto tiene pinta de ir para largo". Ángel espera ahora que el Consistorio dé un nuevo paso.