- El Gobierno alemán consideró ayer “consecuente” quitar privilegios al excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, muy criticado por no romper sus vínculos con Rusia a raíz de la guerra, aunque recordó que es una decisión del Parlamento alemán.

En una rueda de prensa ordinaria, la portavoz adjunta del Ejecutivo, Christiane Hoffmann, recordó que es “una práctica de años” que los excancilleres dispongan de una oficina “como apoyo para el desempeño de sus obligaciones oficiales” tras dejar el cargo. “Naturalmente, si ahora no existen obligaciones continuar derivadas de su anterior cargo, entonces una reducción puede parecer consecuente”, dijo, al referirse a la moción presentada por los partidos de la coalición de gobierno en la comisión de presupuestos para recortar drásticamente los derechos especiales del excanciller, entre ellos su oficina en el Bundestag.

Aludió a las informaciones sobre los planes en este sentido en una sesión deliberativa mañana en el Bundestag y subrayó que, en general, el Gobierno, “por respeto al órgano constitucional, no hace declaraciones o se muestra muy reservado en lo que respecta a tales decisiones o procesos de toma de decisiones” de la Cámara Baja. “Es una decisión del Parlamento que no comentamos más”, reiteró.

En la moción, a la que han tenido acceso los medios, los socialdemócratas, verdes y liberales sostienen, en primer lugar, que el excanciller ya no desempeña ninguna obligación permanente derivada de su cargo, por lo que su oficina debe “quedar en suspenso”. Asimismo, exigen al Gobierno que garantice que las asignaciones a los excancilleres se basen en el desempeño de obligaciones continuas derivadas de su anterior cargo y no en el estatus. Con esta petición, los socios de coalición establecen normas también para la anterior canciller, Angela Merkel, y futuros excancilleres. Así, el plan es que los puestos asignados todavía a la oficina del excanciller Schröder expiren y no se vuelvan a cubrir.