La izquierda francesa avanza hacia un frente común en torno a la figura de Jean-Luc Mélenchon para las legislativas de junio, en el que ya es seguro que estarán los ecologistas, con quienes concluyó hoy un pacto al que se espera que se sumen en breve los comunistas y que deja la puerta abierta a los socialistas.

Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), el candidato de izquierdas más votado en las pasadas presidenciales de abril, cuando se quedó a 400.000 votos de pasar a la segunda vuelta, está logrando lo que no consiguió hace cinco años, cuando fracasó en su intento de unir la oposición al presidente francés, Emmanuel Macron, en su arco ideológico.

El líder de La Francia Insumisa (LFI) ahora lo hace desde una posición más fuerte, puesto que el resto de los candidatos de la izquierda tuvieron resultados históricamente bajos en las presidenciales y sus partidos temen desaparecer también de la Asamblea Nacional si van por separado.

Mélenchon, de 70 años y con cuatro tentativas para ganar el Elíseo a sus espaldas, marcó territorio tras la primera vuelta al asegurar que buscará una mayoría de izquierdas en el Parlamento que obligue a Macron a nombrarle primer ministro.

A partir de ahí, abrió negociaciones con todas las fuerzas progresistas que han dado ya un resultado concreto: un acuerdo con los ecologistas sobre un programa común, anunciado de madrugada y que permitirá a ese partido, cuyo candidato, Yannick Jadot, no superó el 5 % de los votos, presentar un centenar de candidatos a las legislativas, en las que están en juego los 577 escaños que integran la Asamblea Nacional.

El pacto une a las dos fuerzas de izquierda más votadas en las presidenciales y es inédito porque nunca antes se habían coligado los Verdes con formaciones a la izquierda del Partido Socialista (PS).

"Es un acuerdo histórico", aseguró en la televisión BFMTV el líder del partido ecologista (EELV), Julien Bayou, que pasó de puntillas por las diferencias que separan a ambos partidos, sobre todo en política europea.

Diferencias europeas

LFI defiende la desobediencia de los tratados, frente al convencido europeísmo de los ecologistas, que han tenido que hacer malabarismos dialécticos para defender el acuerdo.

"¿Funcionan los tratados actualmente? La respuesta es no", respondía Bayou para justificar un compromiso que denuncia el Pacto de Estabilidad, el derecho de la competencia o las orientaciones neoliberales de la Política Agraria Común (PAC).

En esos puntos LFI y EELV se muestran dispuestos a "desobedecer ciertas reglas europeas" aunque, a petición de los verdes, siempre "dentro del Estado de Derecho".

Bayou confesó que han cedido con el objetivo de lograr un grupo parlamentario propio (lo que supone un mínimo de 15 diputados) que no tienen en la actualidad lo que, dijo, ha abocado al país a "la inacción climática".

Los dos partidos presentarán en los próximos días un programa conjunto que incluirá la subida del salario mínimo hasta los 1.400 euros, el adelanto de los 62 a los 60 años de la edad mínima de jubilación -otra concesión de los ecologistas-, reducir el tiempo de trabajo, el bloqueo de los precios de los productos de primera necesidad o la planificación ecológica.

El acuerdo no incluye ninguna cláusula sobre la energía nuclear, a la que ambos se oponen, lo que se considera como una puerta abierta al Partido Comunista de Francia (PCF), que apuesta por esa tecnología.

Su líder, Fabien Roussel, reconoció en la radio France Info que su inclusión en el acuerdo es inminente, "en las próximas horas". Su objetivo es, al menos, igualar su actual representación de 16 escaños.

El referente de Mitterrand

Más complejo parece agregar a los socialistas, que acudieron a las negociaciones divididos entre su actual dirección, que se pronuncia decididamente a favor del acuerdo, y destacados miembros de la vieja guardia, como el expresidente François Hollande, que consideran que supondría el fin del partido.

El único referente de un frente electoral de izquierdas es el que en los años 80 logró conformar François Mitterrand (1981-1995) y que le convirtió en el primer presidente socialista de la V República.

Aunque por ahora los sondeos no dan a esta coalición de izquierdas opciones de victoria, la campaña no ha comenzado y estos movimientos pueden espolear otros.

El partido de Macron, La República en Marcha, al que las encuestas dan una mayoría holgada, puede atraer a diputados de la derecha conservadora, que temen perder su escaño, mientras que la extrema derecha puede también acelerar su unidad en torno a Marine Le Pen.